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jueves, 26 de junio de 2014

Juan Sabra: éxito empresarial y familiar

Por Nabila Badur

Juan Sabra, empresario. A sus 82 años, nada parece detenerlo.  Desde hace 40 años conduce  una de las empresas de camisas más importantes del país, donde fabrican  las prendas de Cristian Dior y Critistian Lacroix, entre otras.  “Todos los días vengo a la fábrica”, dijo con orgullo. 

Juan recibió al Diario Sirio Libanés en el despacho, donde habló acerca de su vida y trayectoria como empresario.

¿Cuál era el pueblo de origen de sus padres y por qué eligieron la Argentina para vivir?

Yo soy hijo de sirios; mis padres nacieron en el pueblo de Kalaat Yandal, Siria, pero luego se marcharon de su país y se instalaron en la Argentina, en la Capital Federal.

Mi padre vino con una mano atrás y una adelante y, como la mayoría de los árabes, consideró  a América como la mejor opción para vivir. Ellos vinieron pensando  que iban a estar mucho mejor que allá en Siria; imaginaron que aquí había desarrollo, que había futuro. Cuando venís de abajo como mi padre, la única posibilidad que queda es crecer.

¿Cómo empezó su carrera de fabricante? ¿Qué fue lo que lo motivó?

Cuando mi papá llegó al país empezó  a trabajar como vendedor ambulante de telas, entonces, siempre quiso que me dedicara a lo que él hacía, quería que sea fabricante. Fue así, como tomé la decisión de ponerme a su lado, y al poco tiempo, mi padre empezó a fabricar y luego se creó la empresa donde comenzamos a trabajar juntos.

Cuando mi padre fallece en 1954, armé una sociedad con mis hermanos;  mi hermano Jesús Sabra  y yo nos pusimos la empresa al hombro. Así, poco a poco comenzamos a abrir locales de venta al público. Hace 40 años fabricamos las reconocidas camisas Cristian Dior y Cristian Lacroix, que son las marcas que manejamos con nuestros clientes. Igualmente, la mayor clientela se encuentra en interior del país; en Capital y el Gran Buenos Aires trabajamos un menor porcentaje.

¿Hoy la empresa la maneja usted?

Con el paso del tiempo, como mi hermano  Jesús, viajaba mucho a Uruguay por su actividad diplomática, me propuso quedarme con la empresa. Hoy la sociedad es manejada por mí, pero en el trabajo cotidiano me acompañan mi esposa y  uno de mis hijos.

Hoy clientes de hace 40 años me siguen llamando. El otro día uno de ellos me llamó y me dijo que no podía creer que siguiera trabajando y yo le dije que lo mío no es un trabajo, es una especie de comunicación con mis empleados. Siempre me consideré como un hombre de diálogo.

¿Cómo está compuesta su familia?

Estoy casado con Dora Elena Azar, que también es hija de sirios, de quien me enamoré a primera vista y a quien considero una esposa para la eternidad. Con ella tuvimos tres hijos: Miriam, Juan José y Julián María. Juan José, tiene su propia marca de ropa para chicos, conocida como “Rochas” y actualmente es el presidente del Club Kalaat Yandal; Julián es el que me acompaña en la fábrica todos los días; trabaja como corredor y es el que se dedica a los grandes clientes.

¿Se siente a gusto con todo lo que ha logrado?

Me especialicé en camisería masculina y realicé muchos cursos de moldes y diseño. También estudié un año y medio de agronomía, porque siempre me gustó el campo. Además realicé cursos de oratoria porque considero muy importante saber comunicarse adecuadamente en las distintas circunstancias.

El aprendizaje que me dejó mi padre lo siguió llevando en mi sangre hasta el día de hoy. Cuando murió mi padre, mi mamá me dijo: “si esto sigue bien es por vos”, asique no puedo estar más que orgulloso. La vida me enseñó mucho y estoy muy satisfecho con lo que he logrado.

Yo hoy tengo la capacidad y la mentalidad administradora que me enseñó mi padre; yo no miro la plata, miro un futuro de trabajo para los que vienen. Vender no es fácil, para hacerlo hay que tener psicología para captar al cliente en su momento más débil. La clave es estar en comunicación permanente con la gente.

Con respecto a su tierra de origen ¿pudo viajar alguna vez?

Todos mis hermanos viajaron, menos yo. Mi hermano Jesús fue el que volvió, porque quiso conocer la casa donde vivía mi padre, pero fue un hecho muy conmocionante para él. Después de eso me agarró un poco de temor por viajar a Siria y nunca logré ir.

¿Y qué opina de la actual situación que se vive en Siria?

 Yo tengo familiares que viven allá y hablo siempre con ellos y me cuentan que no pueden salir de sus casas. La verdad que es triste como se vive, menos mal que me escapé.  

¿Cuál es su relación con la colectividad?

Mi relación con la colectividad empezó cuando yo era presidente del Consejo Ortodoxo de la Iglesia San Jorge. Desde ese momento me conocen todos los que integran la comunidad árabe. Todos los domingos voy a misa junto a mi señora donde me encuentro con todos ellos.

Por último… ¿Qué opina del nuevo proyecto del Diario Sirio Libanés online?

Yo antes recibía el antiguo diario siempre. Lo que puedo decir ahora, es que sigan  con este  camino porque a muchos de los descendientes les gustaría que este objetivo continúe.

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