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martes, 24 de noviembre de 2015

Carlos Roberto Saad, el hombre que de niño quería ser "justo"

Por Redacción Diario Sirio Libanés

Creativo y emprendedor, ya desde chico anhelaba con “ser justo”. Siguiendo ese sueño, hoy es un abogado y empresario de renombre en toda la colectividad sirio-libanesa, desde 2011 es la cara que preside la Cámara de Comercio Argentino Árabe y creador de los servicios prepagos legales en el país. De esto y más, Carlos charló con DSL en una cálida entrevista.

Vestido de traje, sentado en uno de los sillones del living de su departamento ubicado en el barrio porteño de Palermo y releyendo algunas notas que le han hecho con anterioridad, el Dr. Carlos Saad, espera el encuentro. La amabilidad y la alegría son los atributos que lo describen.

-Para empezar, cuéntenos un poco acerca de sus raíces…

El apellido Saad proviene de Beirut. Mi padre nació en Beirut en 1912 y vino a la Argentina con su padre y su madre con tan sólo 4 meses de vida. Se instalaron en el barrio de Colegiales, en el que luego mis padres se conocerían. Siempre tuve la falsa creencia de que mi familia era de recursos bajos, por lo que habían decidido emigrar de Líbano. Pero la realidad es que estaba equivocado: mi abuelo paterno era contador público nacional en Líbano y mi abuela paterna era hija de los dueños del Banco Trad, uno de los bancos más importantes de Líbano.

Luego se desató la guerra y nunca más pudieron volver a su tierra. Por otro lado, mis abuelos maternos nacieron en Siria. Mi tío se había convertido en un prócer de la medicina, habilidades que sin dudas heredó mi hermano, Eduardo Nicolás Saad, que hoy es especialista en tórax y pulmón, maestro de la Academia Nacional de Cs. Médicas, trayectoria por la cual recibió hace unos años el premio Ugarit. De grande, mi padre, Nicolás Saaad, se dedicó al comercio. Fue vendedor de lanas de tejer de la empresa Mattar Hnos., entre otras, y mi madre, Margarita Ayas, fue ama de casa; típica mujer árabe de los años 40. Luego nacimos mi hermano y yo.

Repasemos su vida y sus actividades.

Me casé muy joven con Susana Wilson, descendiente de irlandeses y madre de mis cinco hijos: María Jorgelina, María Susana, Carlos María, Mariano y María Carolina. Hoy todos están casados y  tengo 14 nietos (risas). Siempre quise ser abogado, así que estudié derecho en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y me recibí a los 26 años, cuando cuatro de mis hijos ya habían nacido. Mi primer trabajo como profesional fue en el Banco Nación, pasé por la agencia Flores y por la de Tribunales hasta llegar a la Casa Central.

Me retiré en el 85, cuando ya era segundo jefe de Sucursales del Exterior e Internacional de la Gerencia Departamental de Asuntos Legales. Me fui del Banco para dedicarme “full-time” al estudio que había abierto en el 73. Realice también una especialización en asesoramiento de empresas en la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) y fui profesor adjunto de derecho civil en la Universidad del Salvador. En 1989 diseñé Security, la primera empresa de servicios prepagos legales en Argentina que hoy funciona en las 23 provincias. En 1997 escribí La Justicia Fracturada y desde el 2011 presido la Cámara de Comercio Argentino Árabe, actividad que me hace muy feliz.

-¿Cómo fue su acercamiento a la Cámara de Comercio Argentino Árabe?

Desde chico siempre estuve ligado a la colectividad árabe. A mis 40 años me asocie a la Cámara y siempre estuve como director. Recién en el 2011 me ofrecieron que asumiera como presidente, lo que para mí es signo de un gran prestigio porque, si bien tenemos que trabajar en conjunto para llevarla a un nivel más elevado, es un honor presidir esta Institución.

-¿Cuáles son las actividades que están desarrollando en la cámara?

Hace unos meses hemos firmado un convenio muy importante con la Cámara Argentina de Turismo y con el Ministerio de Turismo de la Nación para que, entre otras cosas, los restaurantes de la Argentina participen de la modalidad de consumo de los países árabes que es la “comida halal”. Estamos haciendo una actividad de desarrollo turístico para el mundo muy importante, además de trabajar activamente para desarrollar actividades múltiples.

Estoy tratando de levantar la Cámara, porque considero que debemos darle preponderancia y prestigio a todas las instituciones del Mundo Árabe. Uniéndonos y dejando el individualismo atrás podemos llegar a jerarquizar todas las instituciones árabes y llevarlas a un lugar diferente dentro de la estructura institucional del país.

-Sus expectativas…

Mis expectativas son muy grandes. Reconozco que en este gobierno la actitud de Carlos Meyer, como ministro de turismo y Eduardo Zuain, en la Cancillería han incentivado mucho su apoyo a la comunidad árabe y nos han dado el respaldo que necesitábamos. Ahora depende de nosotros que los proyectos se consoliden.

-Siguiendo con esta línea, ¿cómo se encuentran actualmente las relaciones comerciales entre la Argentina y los países árabes?

Las relaciones son favorables para la Argentina. Tenemos exportaciones cerca de los 7 mil millones de dólares, mientras que importamos 200 millones de dólares, aproximadamente. Es decir que la balanza comercial es sumamente positiva para nosotros. Lo importante es trabajar continuamente, los hombres tienen que ser grandes hacedores. Esa es la clave del éxito.

-¿Tuvo alguna vez la oportunidad de viajar a Medio Oriente?

No, aún no he podido hacerlo, pero no es algo para lo que falte mucho tiempo. En mayo voy a ir a un Congreso en Beirut y voy a visitar y analizar todos los negocios. Que quede claro que hablar de negocios no es algo malo, los negocios construyen a los países, lo malo es hablar de negociados. El negocio es una palabra muy pura, significa “no al ocio.” Pero muchas veces la gente. Tenemos que generar instituciones de relevancia y eso es lo que estoy tratando de fomentar.

-¿Qué opina de los que está aconteciendo en Mundo Árabe?

Me tiene muy triste. La gente a veces es muy ignorante y en lugar de dejar una flor tira alquitrán y repudia pensando que el Mundo Árabe es terrorista o vandálico, cuando en realidad no hay mundo más amoroso, más sentimental y más emotivo que el Mundo Árabe. No se puede considerar todo lo que está ocurriendo. No termino de comprender la pelea que hay en el mundo por el petróleo y la lucha por ser líderes mundiales de la economía, que sin dudas pueden ser las causas de estos males.

A veces pienso que uno tiene que ser “mandrake” para adivinar quién puede ser tan perverso para meter la mano y provocar todo este conflicto sólo por intereses económicos. Igualmente considero que es un tema muy complicado para tocarlo tan livianamente y reducirlo a una simple charla de café. Lo único que sé es que todos cuando hablamos de este tema tenemos los ojos tristes.

-¿Vislumbra alguna solución?

Deseo una solución, pido una solución, exijo una solución. El Mundo Árabe hace años que sufre esto y hay que pararlo. ¿La excusa de la guerra es que se busca la paz? Me parece de terror. Hay que dejar de poner excusas y buscar la paz definitiva, pero eso implica abolir las armas.

-¿Se arrepiente de algo?

No saber decir no.

-Una asignatura pendiente…

Jugar bien al tenis.

-Si volviera a nacer sería…

Abogado.

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