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jueves, 11 de octubre de 2018

Saidnaya es Siria

Por Pablo Sapag M.

Para muchos cristianos orientales, Saidnaya es junto a Jerusalén lugar obligado de peregrinación.

Para muchos cristianos orientales, Saidnaya es junto a Jerusalén lugar obligado de peregrinación. Lo es desde el siglo VI, cuando el emperador Justiniano decidió construir un convento en honor de la Virgen María, que según la tradición se  apareció dos veces al monarca bizantino.

Una de ellas mientras cazaba una gacela, actividad de la que para algunos deriva el nombre de la ciudad situada a 37 kilómetros al norte de Damasco.

Para la mayoría, sin embargo, en árabe y arameo-siriaco Saidnaya significa “Nuestra Señora”, obviamente, en alusión a la Virgen honrada por Justiniano con la construcción del Monasterio de Nuestra Señora de Saidnaya. También se debe al tesoro más preciado del convento, un cuadro de la Madre de Jesús pintado por Lucas el Evangelista en el siglo I.

El icono se conoce como la Shaghoura, es decir, la Venerable o Ilustre. Hoy está en un pequeño oratorio junto al monasterio de las religiosas del Patriarcado Greco Ortodoxo de Antioquia y todo el Oriente.

El cuadro está protegido por una cortina blanca detrás de la cual hay un enrejado de plata del que cuelgan rosarios, cruces y pulseras que se han ido ofrendando desde tiempos inmemoriales. Por eso el cuadro de la Shaghoura en la práctica no se ve.

En cuanto a los otros iconos de la pequeña estancia a la que se entra descalzo, apenas se aprecian.

La combustión de las velas que se han ofrendado a la Virgen a lo largo de los siglos han dejado su impronta en los iconos y las placas de agradecimiento que por igual cristianos y musulmanes ofrecen en gratitud por favores y milagros atribuidos a la Shaghoura.

Uno de los últimos, habría ocurrido en 2013, cuando según se cuenta, un terrorista que se hizo pasar por peregrino puso una vela en el oratorio. Huyendo a toda velocidad  por las empinadas escaleras del monasterio sufrió un ataque al corazón.

Su precipitación lo delató y los soldados del Ejército regular sirio y las milicias locales de autodefensa descubrieron que en realidad la vela era un cartucho de dinamita a punto de estallar a centímetros de donde se custodia el icono pintado por San Lucas.

Los 25 mil vecinos cristianos y musulmanes de la localidad también atribuyen a la Virgen el que  la ciudad no hay sido tomada por los yihadistas que entre finales de 2013 y principios de 2014 sí lograron ocupar por la fuerza la vecina ciudad de Maaloula , también centro de peregrinación y donde todavía hoy, como en Saidnaya, se habla arameo, la lengua de Jesucristo.

Al igual que Maaloula, Saidnaya está en las estribaciones de las montañas de Qalamoun, que separan Siria de Líbano. Áridas y repletas de cuevas, fueron ocupadas por los grupos armados para lanzar desde allí su ataque a las dos ciudades.

En la región los yihadistas también tomaron Rankus, a tiro de piedra de Saidnaya y desde donde varias veces se intentó el asalto a la ciudad.

Los grupos armados también buscaban liberar de la Prisión Militar de Saidnaya a sus  compañeros condenados por tomar las armas en contra del Estado aconfesional sirio para  sustituirlo por un califato rigorista.

Negadas por el Gobierno sirio, algunas organizaciones no gubernamentales occidentales denunciaron supuestas ejecuciones sumarias en una prisión que pese a toda su infausta figuración propagandística, no ha logrado disuadir a los peregrinos cristianos y musulmanes de acudir en masa a Saidnaya.

Con la situación normalizada en buena parte del territorio sirio, hoy también acuden a Saidnaya peregrinos libaneses, jordanos, iraquíes, de la emigración siria a Latinoamérica y rusos. La presencia de estos últimos no es nueva ni tiene nada que ver con la crisis que ha vivido Siria desde 2011.

El cristianismo ortodoxo fue introducido en Rusia por misioneros sirios. A lo largo de los siglos los rusos devolvieron la mano, primero peregrinando masivamente a Saidnaya y otros lugares de Siria, como Maaloula, Alepo o Damasco.

También financiando las varias reconstrucciones de un monasterio que si bien se salvó del acoso de unos cruzados que como revela Amin Maalouf en “Las Cruzadas vistas por los Árabes”, buscaban someter al cristianismo oriental, antes y después fue víctima de otros invasores.

También de las restricciones para ampliar o rehabilitar el Monasterio principal y los otros catorce que hoy tiene la ciudad impuestas por el Sultán Otomano, cuando Siria estuvo bajo dominio turco.

Con esa solidaridad de quienes comparten la misma fe pero sobre todo con la voluntad de sus vecinos cristianos y musulmanes por conservar la esencia multiconfesional del país donde se ubica, Saidnaya es hoy una ciudad en continuo crecimiento y el mayor centro de peregrinación mariana de Oriente Medio.

Saidnaya, como Maaloula, está en Siria. Saidnaya, como Maaloula, es Siria.

 

 

Nota: Pablo Sapag M. es profesor-investigador de la Universidad Complutense de Madrid y autor de “Siria en perspectiva” (Ediciones Complutense). Nota publicada en theprisma.co.uk (Gran Bretaña), la versión en inglés puede encontrarse aquí .

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