Damasco y Riad en conversaciones para restaurar lazos

El informe citó a una fuente del Ministerio de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita que dijo que “se están manteniendo conversaciones con funcionarios en Siria para reanudar los servicios consulares”.

Reuters había informado previamente, citando tres fuentes que hablaban en condición de anónimas dada la delicadeza de la información, que Arabia Saudita y Siria acordaron reabrir sus embajadas después de cortar las relaciones diplomáticas hace más de una década, cuando el reino del Golfo cerró su embajada en Damasco y expulsó al embajador sirio en 2012.

Ambos gobiernos se estaban “preparando para reabrir embajadas después de Eid al-Fitr” (la festividad islámica de Ramadán), que será en la segunda quincena de abril, dijo una segunda fuente regional alineada con Damasco.

Si bien las voces oficiales de ambos ministerios de Relaciones Exteriores no se han pronunciado aún sobre el asunto, la decisión habría sido el resultado de conversaciones en Arabia Saudita con un alto funcionario de inteligencia sirio, según indican una de las fuentes regionales y un diplomático en el Golfo.

El deshielo en las relaciones llega luego del reciente acuerdo histórico entre Arabia Saudita e Irán, negociado por China, para restablecer los lazos diplomáticos y reabrir embajadas después de siete años de tensiones elevadas.

Nuevo esquema regional

Un regreso a las relaciones diplomáticas normales entre Arabia Saudita y Siria sería significativo, ya que marcaría el desarrollo más notable en los movimientos de los países árabes para normalizar los lazos con el Estado Sirio y el gobierno del presidente Bashar al-Asad.

El ministro de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita, el príncipe Faisal bin Farhan, había declarado anteriormente que el consenso creciente entre los países árabes era que el aislamiento de Siria “no era viable” y que se necesitaba un diálogo con Damasco “en algún momento”, al menos con respecto al “ángulo humanitario”.

La medida sigue a varios gestos recientes de apoyo de los países árabes hacia Siria, incluidos paquetes de ayuda y visitas diplomáticas de alto nivel, que se enmarcan en un proceso más amplio de normalización regional para con Siria, iniciado en 2018 con Emiratos , Bahréin y Jordania, entre otros.

También Túnez

El presidente tunecino, Kais Saied, afirmó que planea restablecer las relaciones diplomáticas con Siria, más de una década después de su ruptura.

“Nada puede justificar la ausencia de un embajador de Túnez en Damasco y un embajador de Siria en Túnez”, dijo Saied durante una reunión con el ministro de Relaciones Exteriores de Túnez, Nabil Ammar, según un video publicado por la oficina presidencial a principios de marzo. Continuó diciendo que la “cuestión del gobierno en Siria concierne solo a los sirios”, rechazando cualquier interferencia en los asuntos y las “opciones” de los demás.

Saied había mencionado su intención de “reforzar la representación diplomática” de Túnez en Siria en febrero.

La ruptura diplomática, emprendida en 2012 cuando aún estaba en el cargo el expresidente Moncef Marzouki, fue fuertemente criticada por la oposición en ese momento. En 2015, Túnez dio un paso hacia el restablecimiento de relaciones cuando designó un representante consular ante Damasco para “seguir” la situación de los tunecinos en Siria.

El grito en el cielo

El palpable e innegable proceso de normalización regional árabe con Siria, al que se debe adicionar el positivo avance bilateral con Turquía impulsado por Rusia e Irán, implica sin duda un panorama muy positivo para el país levantino, tras 12 años de guerra terrorista impuesta y con el brutal e inhumano cerco económico de EEUU y la UE que hoy sufre el pueblo sirio.

Ante este cuadro, la noticia de una inminente normalización saudita con Damasco sin duda ha inquietado sobremanera a las aves de guerra que anidan en Washington.

Según se filtró en medios internacionales, un grupo de ex funcionarios, investigadores y expertos estadounidenses pidió a través de una carta a la administración del presidente Joe Biden que interviniera e hiciera más esfuerzos para evitar el acercamiento del gobierno sirio y los países árabes.

Los firmantes de la carta incluyen a los ex enviados especiales de EEUU a Siria, Frederic Hof, James Jeffrey y Joel Rayburn; el general Kenneth McKenzie, ex jefe del Comando Central de EEUU; John McLaughlin, ex director interino de la CIA; y William Roebuck, ex enviado especial adjunto de EEUU a la llamada Coalición Global contra DAESH (ISIS).

En lo que parece ser un reconocimiento de la victoria de Siria frente a lo que fue sometida durante los últimos 12 años, la carta considera que “oponerse a la normalización solo con palabras no es suficiente, y la aprobación silenciosa de la misma se considera miope y perjudicial para cualquier esperanza de seguridad y estabilidad en la región”.

Los firmantes de la carta expresaron su preocupación por las políticas de la administración Biden hacia Siria y pidieron más presión sobre los gobiernos extranjeros para recuperar a miles de prisioneros sospechosos de pertenecer a "DAESH" y preparar un plan alternativo para transferir “ayuda humanitaria” a Siria (léase; armas y recursos para las zonas bajo control de milicias extremistas).

La carta esboza en detalle las características de la política estadounidense que debe seguirse en Siria, a la luz de los rápidos avances positivos (para Damasco, no para Washington) que está presenciando el país en el ámbito diplomático y político, y llama a rechazar cualquier forma de reconciliación o devolución a la autoridad del Estado sirio, de las zonas del país aún controladas por milicias separatistas y organizaciones terroristas.

Sin duda, la amarga preocupación del lobby del caos estadounidense, impulsor fundamental del plan desestabilizador y destructor del Estado Sirio, solo puede ser un indicativo de lo positivo que es el proceso de normalización diplomática y política regional en general hacia Siria, del cual el saudita es el más reciente y destacado episodio.