Feroz represión contra manifestaciones en Homs y la Costa Siria

Varios manifestantes resultaron heridos el martes cuando las llamadas “fuerzas de seguridad” del régimen de Damasco reprimieron manifestaciones populares en Homs, Hama, Latakia, Jableh y Tartous que bajo la consigna de “dignidad”, pedían la descentralización política, cambios y reformas, así como la liberación de detenidos y el fin de los crímenes y persecuciones sectarias ejecutados regularmente por grupos armados afiliados al régimen de facto.

Según reportes locales las manifestaciones pacíficas fueron reprimidas con disparos en Homs, Jableh, Latakia y la zona rural de Hama, junto con una severa represión que generó temores de disturbios más amplios. Testigos acusaron al presunto “personal de seguridad” de atropellar a los manifestantes con vehículos gubernamentales y de disparar munición real indiscriminadamente.

Reportes

En la ciudad de Jableh, estallaron enfrentamientos después de que individuos leales al régimen de facto irrumpieran en una protesta liderada por miembros de la comunidad alauita que exigían la descentralización política y la liberación de presos. Los enfrentamientos incluyeron el uso de munición real y cánticos que intensificaron la tensión entre los residentes locales.

Las fuerzas del régimen cerraron la entrada a la calle al-Amara en Jableh para intentar dispersar a la multitud, lo que provocó que los manifestantes se reagruparan cerca del puente de la ciudad. Las autoridades también impidieron el paso a los manifestantes de la zona rural de Jableh que intentaban llegar a la ciudad, en medio de una creciente tensión en toda la región costera.

En Tartous se celebró también una manifestación para exigir el fin de los abusos y las prácticas de detención arbitrarias por parte de la llamada “autoridad de transición”.

También la plaza Al-Zahraa en la ciudad de Homs y las rotondas de Agricultura y Al-Azhari en la ciudad de Latakia fueron testigos de una grave tensión, cuando las fuerzas del régimen de facto arrestaron a varios manifestantes pacíficos.

Asimismo, algunos barrios de Latakia habitados por ciudadanos de la comunidad alauita también fueron cerrados, ya que en esas zonas hubo una fuerte presencia de personal de seguridad que dispersó las manifestaciones mediante la fuerza y las balas.

En cuanto a las detenciones en Homs, estas coincidieron con agresiones físicas a los detenidos, que fueron golpeados delante de los demás manifestantes y transeúntes, en una acción que estuvo acompañada de una represión generalizada.

El aparato represivo incluyó el uso de gas lacrimógeno y fuerza excesiva para dispersar la manifestación y los disparos de munición real indiscriminadamente contra la multitud. Además, algunos manifestantes fueron atropellados por vehículos de “seguridad pública”, lo que aumentó el caos y el pánico que reinaba entre los congregados en la plaza Al-Zahraa.

Según se reportó, la brutal represión obligó a los manifestantes a retirarse de la zona mientras los atacantes coreaban consignas sectarias dirigidas a miembros de la comunidad alauita.

Un mensaje de unidad contra el terrorismo y el odio sectario

Las protestas respondieron a un llamamiento del jeque Ghazal Ghazal, presidente del Consejo Superior Islámico Alauita en Siria y la Diáspora. El dirigente religioso y comunitario emitió un mensaje en video difundido el 24 de noviembre, en el que instó a los sirios de todas las comunidades a manifestarse pacíficamente y a rechazar las violaciones atribuidas a la llamada “autoridad de transición”, haciendo foco en evitar toda retórica sectaria y los intentos de sembrar la división y fomentar el sectarismo fanático.

“Siria se ha convertido en un campo de batalla para saldar cuentas sectarias, a pesar que nosotros, como comunidad alauita, no hemos dado preeminencia a la pertenencia sectaria ni las ambiciones sectarias, ni nos hemos opuesto a un gobierno sunnita; (así hubiera sido) incluso si el poder lo asumiera un kurdo o un cristiano o un druso o cualquier otro componente de la sociedad siria, merced a nuestra firme creencia en la legitimidad y unidad del Estado, lejos de cualquier otra perspectiva”, dijo el jeque Ghazal.

“Por ello, hemos entregado nuestras armas a una autoridad que creíamos era para todos nosotros, pero la decepción fue mas dura que las armas que dejamos en sus manos. Así, caímos en manos de una autoridad de facto terrorista, takfirí, sectaria y excluyente que convirtió a la comunidad sunnita en una herramienta de su política, de modo que cada vez que se alzaba una voz denunciando la injusticia y la opresión, se apresuraban en lanzar sus frases venenosas, desde el primer día en que llegaron al poder […].”, agregó.

“Y desde aquí digo, con toda claridad y responsabilidad, a cada componente honorable de la sociedad siria, en primer lugar (de entre ellos) la comunidad sunnita: No hay entre Uds. y nosotros una guerra de existencia, no la conviertan en eso. Que Siria no se convierta en un pantano para DAESH (ISIS). Nuestras soluciones son claras, el federalismo y la descentralización política para garantizar nuestros derechos y los vuestros, lejos del terrorismo. Pero para aquellos que apoyan el pensamiento terrorista takfirí, […], vuestras armas han profanado nuestras vidas y han derribado nuestros cuerpos, pero nuestra sangre arderá para consumir vuestro odio”, afirmó.

“Oh pueblo (sirio), hijos de la tierra, no somos un pueblo que permite ser masacrado en los callejones ni que se profanen sus santuarios, ni que se humille su dignidad en los umbrales de las casas; no les daremos la mano como quien se rinde humillado, ni les reconoceremos como lo harían los esclavos”.

“Grande es la palabra. ¿No honra Dios acaso a la palabra? ¿Acaso el honor se vende mediante otra cosa que la palabra? Una palabra puede derribar a un hombre y levantar a una nación. Una palabra puede honrar y puede humillar. Los hombres son reconocidos por sus posturas. La palabra es un pacto ante Dios”, expresó.

“Dirijo mi llamado a los hijos de todas las comunidades: sunnitas, alauitas, drusos, kurdos y cristianos y a todos los que pronuncian una palabra que mata la falsedad y revive la verdad, comenzaremos con protestas pacíficas para detener la máquina de matar mediante nuestras voces y nuestra postura contra todas las formas de terrorismo que se ejercen sobre nosotros”, finalizó el jeque Ghazal.

Doce meses de masacres y asesinatos sectarios con aval del régimen

Desde la toma del poder por el actual régimen de facto en diciembre de 2024, Siria ha sido testigo de múltiples incursiones y ataques sistemáticos contra comunidades específicas por motivos sectarios:

1. Entre el 6 y el 9 de marzo de 2025, las provincias de Latakia y Tartous fueron testigos de ataques mortales contra la comunidad islámica alauita presente en la región de la costa siria . Medios como el portal Observatorio Sirio de Derechos Humanos (SOHR) documentó más de 1400 muertes, con evidencia de saqueos, incendios provocados y violencia sectaria. Posteriormente en agosto, la Comisión de la ONU sobre Siria concluyó que la violencia de marzo en la zona costera fue generalizada y sistemática.

Los ataques indiscriminados contra esta comunidad específica continúan hasta la fecha en forma permanente, en toda región donde cuenta con población significativa; es decir, no solo en las provincias costeras, sino también en las centrales y linderas provincias de Homs y Hama. A su vez, otros graves abusos han sido reportados, tales como el secuestro sistemático de mujeres de dicha comunidad.

2. El 22 de junio de 2025, un atentado suicida con bomba y tiroteo en la iglesia ortodoxa antioquena de San Elías en Damasco mató al menos a 22 civiles e hirió a decenas más durante un servicio religioso. El incidente subrayó la vulnerabilidad de las múltiples y milenarias comunidades cristianas del país.

3. El sur de Siria también sufrió enfrentamientos mortales, especialmente en Sweida . Del 13 al 15 de julio de 2025, fuerzas del régimen de facto y combatientes aliados llevaron a cabo un brutal ataque en lo que llamaron “operaciones” contra la comunidad drusa. El saldo 1311 muertes, entre ellas numerosos civiles, incluyendo ejecuciones sumarias de ancianos.

Anteriormente, entre el 29 de abril y el 1 de mayo de 2025, emboscadas y ejecuciones en el campo en la misma región mataron a decenas de civiles y combatientes drusos que reaccionaron en defensa de los abusos contra su comunidad, los cuales han continuado hasta la fecha.