EEUU condiciona alivio para Siria a cambio de desarme y pacto con Tel Aviv
Washington propone alivio de la coerción económica a Siria si desarma facciones y normaliza lazos con el régimen de Israel, bajo una hoja de ruta en tres fases.
Estados Unidos discute una hoja de ruta en tres fases para aliviar las sanciones impuestas a Siria, sujeta a estrictas condiciones políticas, militares y diplomáticas.
Según reveló la agencia Associated Press (AP), el borrador, impulsado por funcionarios de la administración Trump, exige desde el desmantelamiento de agrupaciones palestinas armadas hasta la adhesión a los llamados “Acuerdos de Abraham” y la normalización con el régimen de Israel.
Aunque Trump reiteró su voluntad de aliviar las medidas coercitivas, dentro de su gobierno surgieron divergencias sobre el ritmo del proceso.
Mientras algunos funcionarios abogaron por una aplicación rápida, otros defendieron una estrategia gradual y condicionada.
Tres fases con exigencias acumulativas
De acuerdo con un alto funcionario estadounidense, el Departamento de Estado elaboró una propuesta de tres etapas. La primera incluiría exenciones temporales a algunas “sanciones”. La segunda fase implicaría el desarme de grupos palestinos en Siria, la supervisión de centros de detención del DAESH y la implementación del acuerdo con las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) kurdas, la cual prevé su integración al nuevo ejército nacional.
La tercera fase contemplaría la adhesión plena a los “Acuerdos de Abraham”, el reconocimiento diplomático a Israel y la entrega de pruebas sobre la eliminación del arsenal químico del anterior gobierno.
Críticos de esta estrategia advirtieron de las condiciones y la inviabilidad para la reconstrucción del país. El desarme de facciones palestinas, por ejemplo, fue calificado como casi imposible dadas las dinámicas territoriales y el respaldo regional a estos grupos.
Obstáculos legales y resistencia interna
Para el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, Max Bluestein, las sanciones contra Siria constituyen una “red legal compleja” basada en órdenes ejecutivas, leyes federales y resoluciones de la ONU, lo cual obliga a manejarlas con extrema cautela.
A su juicio, algunas penalidades podrían flexibilizarse por orden presidencial, pero otras requieren aprobación legislativa, como la criminal “Ley César” de 2019.
Esa legislación prohíbe inversiones extranjeras en proyectos de reconstrucción y solo permite suspender sanciones por un máximo de 180 días, y ello limita las posibilidades de reactivación económica sostenida.
Apoyo republicano condicionado
Durante una reciente reunión en Turquía con el canciller sirio Asaad al-Shibani, el secretario de Estado, Marco Rubio, respaldó el plan de alivio inmediato, pero insistió en que su suspensión definitiva debe depender del cumplimiento de los criterios fijados.
El senador Lindsey Graham también manifestó su apoyo condicionado. “Tenemos una oportunidad real de ofrecer recursos al nuevo gobierno sirio, pero esto debe estar basado en requisitos claros. No podemos desperdiciar esta oportunidad”, declaró.
Siria permanece bajo un severo régimen de sanciones económicas desde hace más de una década.
La llamada Ley César y otras medidas coercitivas impuestas por Washington bloquearon inversiones claves para la reconstrucción en la posguerra y limitaron el acceso a servicios básicos y a infraestructura crítica, todo ello utilizado como arma contra el Estado Sirio a modo de segunda fase del destructivo plan de guerra terrorista iniciado en 2011.
Para algunos expertos, la propuesta estadounidense fue criticada por imponer criterios políticos externos a un proceso considerado como soberano.
Teje y maneje a gusto y merced del Tío Sam
Parece ser que la ONU y la legalidad internacional tan fácilmente vulneradas a la hora de tomar medidas unilaterales (terrorismo económico ) por parte de Washington contra el Estado Sirio, ahora son útiles como carta de presión en la farsa de “negociación” (dictado de ordenes) para cualquier tipo de alivio económico. Parece que tras la reunión con Trump en Riad, es de esperarse en breve la foto de Sharaa y Netanyahu.
Al observar que son las voces de reconocidos agentes del lobby sionista en Washington (Bluestein, Rubio, Graham) las que se presentan como tomadores de decisión sobre el particular, estaría quedando claro que la soberanía de decisiones por parte de quienes dicen ostentar el poder en Siria, permanecerá ausente, mientras el país enfrenta un proceso de utilización de la fe islámica orientado a la fanatización salafista como principal arma para la destrucción de la identidad nacional, y esto condimentado con un brutal avance del libre mercado y el entreguismo total de las instituciones nacionales y recursos de crecimiento económico tanto públicos como privados de Siria.
Trágico parece poco…
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