Desde hace medio siglo, con la crisis de los misiles en Cuba, que el mundo no vivía a una situación tan peligrosa. El por ahora frustrado intento de Estados Unidos por atacar Siria ha puesto al mundo en una situación límite porque a estas alturas es evidente que, más que a causas internas, la crisis siria responde a disputas de poder en los ámbitos regional y global. En el primer caso, las potencias suníes —Turquía, Arabia Saudí y Qatar— frente al Irán chií. En la arena global, Estados Unidos y sus aliados están igualmente comprometidos en horadar las capacidades de Irán y al tiempo garantizar la supervivencia de Israel. Una y otra cosa son vitales para que EEUU mantenga su hegemonía. Por eso choca con Rusia, China y potencias emergentes como India o Brasil. En una y otra esfera, y dado su valor estratégico, los muertos los pone Siria.