Israel detiene a más de 200 activistas rumbo a Gaza
La captura de la Flotilla Global Sumud en aguas internacionales, con figuras como Greta Thunberg y Nkosi Zwelivelile Mandela entre los detenidos, ha desatado un escándalo diplomático que pone en evidencia la impunidad con la que el régimen de ocupación israelí viola el derecho internacional, mientras gobiernos y organismos reclaman su inmediata liberación.
Israel mantiene bajo custodia a 223 activistas de la Flotilla de la Libertad que intentaba llevar ayuda humanitaria a la Franja de Gaza, interceptada por fuerzas navales en una operación denunciada como piratería en alta mar. Entre los detenidos se encuentran la joven ambientalista sueca Greta Thunberg, el nieto de Nelson Mandela, Nkosi Zwelivelile Mandela, y la diputada argentina Celeste Fierro, representante del Frente de Izquierda, además de médicos, parlamentarios y defensores de derechos humanos de distintos continentes.
Autoridades israelíes confirmaron que las personas serán deportadas tras las celebraciones de Yom Kippur, aunque organizaciones jurídicas como Adalah denunciaron que los procesos ya comenzaron en secreto, sin presencia de abogados ni garantías mínimas de debido proceso.
El gobierno sudafricano calificó el ataque como un “grave delito” contra la legalidad internacional y recordó que la Corte Internacional de Justicia ordenó permitir el ingreso de ayuda humanitaria a Gaza sin trabas. En paralelo, gobiernos europeos y latinoamericanos exigen acceso consular, mientras Turquía y Malasia acusaron a Israel de terrorismo de Estado.
Las calles de Atenas, Estambul, Roma, Berlín y Ciudad de México fueron escenario de manifestaciones masivas contra la agresión, y Colombia anunció la expulsión de diplomáticos israelíes.
Los detenidos permanecen en el puerto de Ashdod y se prevé su traslado a la prisión de Ketziot, un centro de alta seguridad conocido por sus condiciones severas. Los juristas advierten que el alto número de arrestos puede colapsar el sistema penitenciario y agravar la vulneración de derechos.
Mientras tanto, otros 30 barcos continúan en el Mediterráneo intentando romper el bloqueo a Gaza, bajo fuerte presencia naval israelí.
El destino de la flotilla y de sus participantes pone de relieve no solo la brutalidad de un régimen que persiste en negar ayuda humanitaria a un pueblo devastado, sino también la urgencia de que la comunidad internacional supere la retórica y actúe en defensa de la soberanía palestina y el derecho a resistir frente a la ocupación.
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