Netanyahu retira la anexión de Cisjordania tras advertencia de Emiratos Árabes Unidos
La presión diplomática de Emiratos Árabes Unidos expuso las fisuras de los llamados Acuerdos de Abraham, obligando al régimen de ocupación israelí a suspender un paso que hubiera significado una nueva violación de la soberanía palestina.
Según reportaron medios israelíes, Benjamin Netanyahu decidió retirar de la agenda del gabinete la discusión sobre la anexión de vastas zonas de Cisjordania, tras recibir un mensaje directo de Emiratos Árabes Unidos advirtiendo que esa medida representaba una “línea roja” capaz de poner en riesgo los Acuerdos de Abraham. La reunión del jueves debía tratar la extensión de la llamada “soberanía israelí” sobre los territorios ocupados, pero el tema fue sustituido por un debate sobre la creciente inseguridad en las áreas palestinas y las expectativas internacionales de que la Asamblea General de la ONU discuta la cuestión del reconocimiento del Estado palestino.
Fuentes citadas por el canal i24 confirmaron que Emiratos presionó a Netanyahu para abandonar cualquier intento de debatir la anexión, recordándole que el pacto de normalización firmado en 2020 quedaría comprometido en caso de persistir en ese camino. Funcionarios israelíes admitieron que la advertencia emiratí fue directa: cualquier avance sobre Cisjordania pondría en peligro los vínculos bilaterales, que habían sido presentados como uno de los principales logros diplomáticos del régimen.
Los Acuerdos de Abraham, firmados en 2020 bajo el auspicio de Washington, establecieron relaciones de normalización entre Israel y Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Marruecos y Sudán. No obstante, Arabia Saudita se ha mantenido firme en su postura de no reconocer a Israel mientras no se establezca un Estado palestino en las fronteras de 1967, con Jerusalén Este como capital. Netanyahu, por su parte, ha rechazado de forma reiterada esta exigencia, insistiendo en una visión unilateral que niega los derechos fundamentales del pueblo palestino.
La iniciativa de anexión, impulsada por ministros de extrema derecha como Bezalel Smotrich, se enmarca en un proceso sistemático de colonización que incluye la expansión de asentamientos ilegales, la demolición de viviendas palestinas y la aprobación de megaproyectos como el “E1” en Jerusalén. Tales políticas han sido condenadas de forma reiterada por la comunidad internacional, que las considera una flagrante violación del derecho internacional y un obstáculo para la paz.
En el plano interno, la decisión de Netanyahu refleja también la dificultad de mantener la cohesión dentro de su coalición, profundamente dependiente de las fuerzas ultranacionalistas que exigen pasos más drásticos hacia la anexión definitiva de Cisjordania. Sin embargo, la presión externa y el temor a un deterioro de las relaciones con Emiratos obligaron al primer ministro a postergar el tema, aunque sin renunciar a él de manera definitiva.
Diversas voces palestinas señalaron que este retroceso no constituye una concesión real, sino una maniobra táctica destinada a evitar un aislamiento regional mayor. “La anexión no se detiene, se aplaza”, advirtieron analistas, subrayando que cada día el régimen de ocupación avanza de facto sobre el territorio mediante nuevas colonias, controles militares y desplazamiento forzado de la población palestina.
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