Israel negocia con Sudán del Sur la expulsión forzosa de palestinos de Gaza
Bajo el disfraz de “migración voluntaria” y con el silencio cómplice de gran parte del mundo, el régimen sionista avanza en un plan de destierro masivo que viola abiertamente el derecho internacional.
Según Associated Press, el régimen de ocupación israelí mantiene negociaciones con Sudán del Sur para trasladar forzosamente a miles de palestinos desde la asediada Franja de Gaza hacia un país devastado por la guerra y situado a más de 3.000 kilómetros de distancia. La agencia, que cita a seis personas con conocimiento directo del asunto, señala que no está claro el grado de avance, pero confirma que se han discutido los detalles de un plan que, de concretarse, encajaría en la definición de crimen de lesa humanidad establecida en el artículo 49 del Cuarto Convenio de Ginebra y en el Estatuto de Roma.
La Corte Penal Internacional ya emitió una orden de arresto contra Benjamin Netanyahu por crímenes de guerra y violaciones a los derechos humanos de los gazatíes.
AP recuerda que Netanyahu ha declarado públicamente su intención de materializar la visión del expresidente estadounidense Donald Trump, consistente en reubicar a gran parte de la población de Gaza bajo la etiqueta de “migración voluntaria”. De acuerdo con las mismas fuentes citadas por la agencia, Israel ha presentado propuestas similares a Sudán y Somalia, siempre rechazadas por la Autoridad Palestina, grupos de derechos humanos y amplios sectores de la comunidad internacional.
No obstante, la agencia advierte que el temor de muchos gobiernos a represalias políticas y económicas por parte del régimen sionista y de sus aliados —en particular Estados Unidos— explica en buena medida el silencio que rodea a esta iniciativa.
Joe Szlavik, fundador de un grupo de presión estadounidense que trabaja con Sudán del Sur, declaró a Associated Press que funcionarios sursudaneses le informaron sobre las conversaciones y que una delegación israelí tiene previsto visitar el país para evaluar la posibilidad de establecer campamentos para palestinos. Según Szlavik, Israel financiaría estos asentamientos para los desplazados.
La AP agrega que Edmund Yakani, dirigente de la sociedad civil sursudanesa, también ha confirmado haber dialogado con autoridades de su país sobre este plan. Cuatro funcionarios adicionales, entrevistados bajo condición de anonimato, ratificaron la existencia de las conversaciones, dos de ellos desde Egipto, país que —según AP— se opone firmemente a la expulsión de palestinos fuera de Gaza.
Sudán del Sur es uno de los países más inestables del planeta, con una guerra civil que dejó cerca de 400.000 muertos, extendida corrupción y dependencia crónica de la ayuda internacional para alimentar a sus 11 millones de habitantes. La fragilidad del acuerdo de paz vigente y la reciente detención domiciliaria del principal líder opositor dibujan, según las fuentes, un panorama sumamente hostil para recibir población desplazada.
Palestina y su pueblo rechazan cualquier reasentamiento permanente por considerarlo una pérdida definitiva de su tierra y un paso que allanaría el camino para la anexión israelí de Gaza y el restablecimiento de asentamientos coloniales. Que una potencia ocupante expulse a un pueblo entero desde su territorio hacia otro igualmente devastado no es, como señala la agencia, una medida humanitaria, sino la perpetuación de una política de limpieza étnica.
Frente a esta barbaridad, el silencio de gran parte de la comunidad internacional no es mera inacción: es complicidad activa en el despojo.
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