Israel admite que no hay pruebas de que Hamas robe la ayuda humanitaria en Gaza
Altos mandos militares israelíes confirmaron a medios internacionales que no existe evidencia de un desvío sistemático de ayuda por parte de Hamas, desmintiendo el relato que el régimen utilizó para justificar meses de bloqueo letal sobre la población civil de Gaza.
Altos oficiales del ejército israelí admitieron, en declaraciones al New York Times , que no existen pruebas que sustenten la acusación largamente repetida por el primer ministro Benjamin Netanyahu sobre el supuesto robo sistemático de ayuda humanitaria por parte del Movimiento Hamas en la Franja de Gaza. Estas declaraciones, ofrecidas bajo condición de anonimato, confirman que el sistema de distribución coordinado por Naciones Unidas fue “en gran medida efectivo” para llegar a la población necesitada, desmintiendo así el pretexto central del régimen para cortar durante meses el ingreso de alimentos, medicinas y combustible a la Franja de Gaza.
La revelación de los mandos israelíes coincide con un análisis interno del gobierno de Estados Unidos que, según fuentes citadas por Reuters, tampoco encontró indicios de apropiación sistemática de ayuda financiada por Washington. Ambas evaluaciones contradicen de forma directa las afirmaciones hechas por Netanyahu en marzo, cuando declaró: “Hamas se está apoderando de todos los suministros que ingresan a Gaza”, justificando así un bloqueo total que se prolongó por más de 50 días y agravó la situación de hambre extrema que ya afecta a más de dos millones de palestinos.
Durante ese período, el índice de desnutrición infantil se duplicó, según datos de la ONU, y al menos 115 personas murieron por inanición, entre ellas más de 20 niños menores de cinco años. La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA) reportó que seis mil camiones cargados con alimentos y medicinas quedaron varados en Jordania y Egipto, sin poder ingresar a Gaza debido al cierre impuesto por Israel. “Las tiendas están llenas de comida a pocos kilómetros, mientras las familias en Gaza se desmoronan”, declaró el comisionado general Philippe Lazzarini.
El engaño también sirvió de base para reemplazar a la ONU como principal canal de distribución de ayuda, mediante un sistema alternativo dirigido por empresas privadas estadounidenses bajo la estructura de la Gaza Humanitarian Foundation (GHF), promovido por el gobierno de Netanyahu y sectores afines en Washington. Desde su implementación, este modelo ha resultado ineficaz y peligroso: según el propio New York Times, cerca de 1.100 palestinos han muerto intentando acceder a centros de distribución , en muchos casos tiroteados por soldados israelíes mientras buscaban alimento.
La organización Adalah, defensora de derechos humanos con sede en Haifa, denunció que estas políticas constituyen crímenes de guerra y violaciones flagrantes del derecho internacional humanitario. “La manipulación del discurso sobre el uso de la ayuda fue una herramienta de guerra, no una medida de seguridad”, afirmó en un comunicado.
“Durante meses, nosotros y otras organizaciones fuimos arrastrados por el fango con acusaciones infundadas”, señaló Georgios Petropoulos, exfuncionario de Naciones Unidas encargado de coordinar la asistencia humanitaria con las autoridades israelíes. “El resultado fue la intensificación deliberada del hambre como arma de castigo colectivo”.
Estas revelaciones no han provocado, hasta el momento, ninguna rectificación pública por parte del gobierno israelí ni de sus principales aliados internacionales. El cerco a Gaza continúa, con una población exhausta, desplazada y al borde del colapso sanitario, mientras se confirma que las decisiones políticas que agravaron su sufrimiento se fundaron en una mentira sostenida a nivel oficial.
Lejos de ser un error aislado, esta estrategia encaja en una lógica estructural del régimen de ocupación: distorsionar la información, criminalizar a la resistencia palestina, debilitar a los organismos internacionales y aislar a la población hasta reducirla a la dependencia y la desesperación. La admisión de que Hamas no robó la ayuda humanitaria revela no solo la dimensión del engaño, sino la profundidad de una impunidad que sigue siendo legitimada por el silencio cómplice de la comunidad internacional.
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