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martes, 20 de febrero de 2024

Siria: Un crisol de comunidades y religiones que coexisten en armonía

Por Ammar Hammoud

Desde la antigüedad, Siria ha sido hogar de árabes, kurdos, armenios, asirios, caldeos y circasianos, entre otros grupos étnicos, quienes han enriquecido el país con su herencia cultural y tradiciones arraigadas. Cada una de estas comunidades aporta su propio idioma, arte, música y gastronomía, creando una paleta diversa de expresiones culturales.

Fuente: SANA

En medio de un escenario mundial marcado por tensiones religiosas y conflictos sectarios, Siria se destaca como ejemplo de la convivencia pacífica y la diversidad cultural.

Este país mediterráneo alberga una rica variedad de comunidades étnicas y religiosas que han coexistido durante siglos, compartiendo un tejido social único y una historia de tolerancia.

Desde la antigüedad, Siria ha sido hogar de árabes, kurdos, armenios, asirios, caldeos y circasianos, entre otros grupos étnicos, quienes han enriquecido el país con su herencia cultural y tradiciones arraigadas. Cada una de estas comunidades aporta su propio idioma, arte, música y gastronomía, creando una paleta diversa de expresiones culturales.

En Siria, la tolerancia religiosa se ha convertido en un distintivo de la sociedad. La mezcla de rituales y festividades religiosas se celebra de manera conjunta, lo que refuerza los lazos entre las comunidades.

En ciudades como Damasco y Alepo, es común ver a musulmanes y cristianos compartiendo las festividades del Ramadán y la Navidad, respectivamente, y asistiendo a las celebraciones de sus vecinos.

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Esta armonía religiosa también se extiende al ámbito político ya que la diversidad religiosa se refleja en la estructura gubernamental, donde diferentes comunidades están representadas. Esto fomenta el diálogo y la toma de decisiones inclusivas, evitando tensiones sectarias y promoviendo la unidad nacional.

Sin embargo, la estabilidad y la convivencia pacífica en Siria han enfrentado desafíos en los últimos años debido a la guerra que ha afectado al país. Grupos extremistas han intentado sembrar la discordia y la división, atacando lugares de culto y provocando desplazamientos masivos de comunidades. A pesar de estos obstáculos, la determinación de las comunidades sirias por mantener su convivencia pacífica ha prevalecido.

Siria es un testimonio vivo de que la diversidad cultural y religiosa puede florecer en medio de la adversidad. A pesar de las dificultades, las comunidades y religiones en Siria continúan preservando su rica herencia y reafirmando su compromiso con la paz y la coexistencia. En un mundo que busca soluciones a los conflictos interreligiosos, Siria se mantiene como un faro de esperanza y un ejemplo de convivencia armoniosa entre comunidades diversas.

Las ciudades sirias, especialmente Damasco, son un reflejo tangible de esta convivencia multicultural. Los barrios históricos, donde se entrelazan mezquitas, iglesias y sinagogas, sirven como recordatorio diario de la armonía religiosa y la coexistencia pacífica.

Además, la gastronomía siria es otro ejemplo de la diversidad cultural que se vive en el país.

Los platos tradicionales, como el falafel, el shawarma, el hummus y los dulces árabes, han sido influenciados por las distintas comunidades y se han convertido en un legado culinario compartido por todos los sirios.

A pesar de los desafíos que enfrenta Siria en la actualidad, la resiliencia de su gente y su compromiso con la convivencia pacífica continúan siendo fuertes. Diversas organizaciones y grupos comunitarios trabajan para promover el diálogo interreligioso y fomentar la tolerancia en todas las esferas de la sociedad.

La experiencia de Siria es un recordatorio valioso para el mundo de que la coexistencia pacífica y el respeto mutuo son posibles, incluso en entornos difíciles.

En un momento en que la intolerancia religiosa y el sectarismo amenazan la paz global, Siria nos enseña que la diversidad puede ser una fortaleza y que la convivencia pacífica es un objetivo alcanzable. Si bien queda trabajo por hacer, el pueblo sirio nos muestra el camino hacia una sociedad donde todas las comunidades y religiones pueden vivir en armonía y prosperidad, demostrando que la unidad y el respeto son fundamentales para construir un futuro mejor.

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Además, el gobierno sirio ha implementado políticas que protegen los derechos de todas las comunidades y promueven la inclusión. Se han establecido comités interreligiosos y se han implementado leyes para garantizar la igualdad de oportunidades y la protección de lugares de culto.

A medida que la nación se recupera de la guerra, la reconstrucción de sitios religiosos dañados se ha convertido en una prioridad. Musulmanes, cristianos y miembros de otras comunidades trabajan juntos para restaurar mezquitas e iglesias.

La experiencia de Siria demuestra que la diversidad religiosa y cultural no es un obstáculo para la paz, sino una fuente de enriquecimiento mutuo.

Siria continúa siendo un faro de esperanza para el resto del mundo, recordándonos que, a través del entendimiento mutuo y la apertura de corazones y mentes, podemos superar las diferencias y construir un mundo en el que todas las comunidades y religiones se sientan valoradas y respetadas.

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