Líbano advierte que Israel prepara una ofensiva a gran escala

El ministro de Relaciones Exteriores del Líbano, Youssef Rajji, reconoció que el gobierno de Beirut ha recibido advertencias de fuentes árabes e internacionales sobre la preparación de una ofensiva militar israelí a gran escala contra el país, en un contexto marcado por una nueva y violenta escalada de ataques aéreos contra el sur y el este del territorio libanés. Las declaraciones fueron realizadas el 12 de diciembre en una entrevista con la cadena Al Jazeera, mientras aviones israelíes bombardeaban múltiples localidades civiles.

Rajji afirmó que el Líbano está “intensificando los contactos diplomáticos” para evitar una guerra abierta y sostuvo que los encuentros en curso dentro del llamado Mecanismo de Monitoreo del Alto el Fuego no constituyen negociaciones directas con Israel, sino gestiones para volver al Acuerdo de Armisticio de 1949. No obstante, confirmó que recientemente se produjo una reunión directa entre un representante civil libanés y un funcionario israelí, el primer contacto de este tipo desde 1983, en un movimiento impulsado por fuertes presiones de Washington para que Beirut violara su propia legislación y se sentara con Tel Aviv.

El gobierno libanés evitó dar detalles sobre ese encuentro, que se dio en el marco del comité de cinco miembros liderado por Estados Unidos. Lejos de reducir la violencia, el régimen de ocupación israelí continuó escalando sus ataques tras esas conversaciones, profundizando la violación del cese del fuego vigente desde noviembre de 2024.

El canciller también lanzó duras acusaciones contra Irán, al que calificó como un factor de “inestabilidad”, y exigió el fin del apoyo financiero a la resistencia, adoptando un discurso que replica las exigencias de Washington y Tel Aviv.

Las declaraciones del ministro coincidieron con una intensa jornada de bombardeos israelíes. En el sur del Líbano fueron atacadas las zonas de Al-Jarmaq, Jbaa, Al-Rihan, el área entre Ansar y Al-Zrayriya, Tebnine y el sector comprendido entre Wadi Houmein y Roumine. En el valle de la Bekaa, cuatro ataques alcanzaron Wadi Zalaya, profundizando el impacto sobre áreas habitadas.

Desde el campo político libanés, el presidente del Parlamento y aliado de la resistencia, Nabih Berri, volvió a denunciar la imposibilidad de cualquier negociación “bajo fuego israelí” y recordó que la estabilidad en el sur depende del cumplimiento por parte de Israel de la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, lo que implica el cese de las violaciones diarias y la retirada detrás de la frontera internacional. 

En contraste, Samir Geagea, jefe del partido Fuerzas Libanesas —históricamente vinculado a la colaboración con Israel durante la guerra civil y la ocupación de los años ochenta— reclamó públicamente la disolución del brazo militar de Hezbollah y desestimó las advertencias sobre el riesgo de una guerra civil.

En los últimos dos meses, el régimen de ocupación israelí incrementó de manera significativa sus ataques, alegando un supuesto rearme de la resistencia, afirmación desmentida por Berri. Desde comienzos del mes pasado, decenas de libaneses fueron asesinados, y desde la entrada en vigor del alto el fuego ya se contabilizan más de 300 muertos, entre ellos numerosos civiles y niños, sin que la llamada comunidad internacional adopte medidas efectivas.

Israel amenazó con lanzar una ofensiva mayor si Hezbollah no entrega sus armas antes de fines de 2025, una extorsión respaldada públicamente por Estados Unidos. Bajo esa presión, el gobierno libanés aprobó en agosto una decisión para avanzar hacia el desarme total de la resistencia, ordenando al Ejército elaborar un plan que permanece en secreto. Sin embargo, el comandante del Ejército, Rudolphe Haikal, habría dejado en claro que no implementará ninguna medida mientras Israel continúe sus ataques y mantenga tropas en el sur, e incluso habría amenazado con renunciar si se lo obliga a provocar una guerra interna.

Desde la Resistencia libanesa reiteraron que están dispuestos a discutir una estrategia nacional de defensa que integre sus capacidades al Ejército, pero rechazaron cualquier diálogo bajo ocupación y agresión. “La cuestión de las armas no puede discutirse en respuesta a demandas extranjeras o al chantaje israelí, sino únicamente en un marco nacional que garantice la defensa y la soberanía”, señaló Hezbollah.