Israel intensifica ataques al sur del Líbano mientras el gobierno recibe informe sobre el avance del Ejército

El régimen de ocupación israelí lanzó nuevos ataques aéreos sobre Jbaa, Mahrouna, Majdel y Braasheet, en una jornada marcada por órdenes de evacuación sucesivas, llamadas telefónicas intimidatorias y el despliegue de drones que sobrevolaron zonas residenciales y costeras. 

Los bombardeos se produjeron en paralelo a la reunión del Gabinete libanés en Baabda, donde el Ejército Libanés exponía los avances de su labor para retirar armamento y consolidar su presencia institucional al sur del río Litani. Estos pasos forman parte de los compromisos públicos asumidos por el Estado, aun cuando la comunidad internacional reconoce que tales esfuerzos deben acompañarse del respeto estricto al alto el fuego, algo que Israel viola de manera reiterada.

Las autoridades locales informaron que los ataques comenzaron cerca de las 14:00, minutos después de que residentes de Jbaa y Mahrouna recibieran órdenes de evacuar por supuesta presencia de “infraestructura militar”. El portavoz árabe del Ejército israelí difundió mapas que marcaban edificios a destruir, buscando justificar una agresión que impactó en zonas civiles. 

En Jbaa, un vecino difundió una grabación telefónica en la que una voz entrecortada le exigía corroborar la ubicación de un blanco militar. El residente respondió que el edificio señalado era “una clínica que ayuda a los pobres” y no una instalación armada, y concluyó afirmando: “Ustedes son los terroristas y los asesinos”. Testimonios como este, sumados a informes previos sobre el uso de advertencias de evacuación como herramientas de intimidación, profundizan las denuncias de impunidad internacional que rodean la conducta israelí.

En Majdel, dos misiles lanzados desde un avión de combate impactaron contra un edificio de tres pisos, uno de los cuales falló en detonar inicialmente. Poco después, la aviación israelí bombardeó Braasheet, ampliando el radio de ataque más allá del río Litani. La declaración oficial israelí aseguró haber golpeado “depósitos de armas pertenecientes a Hezbollah”, alegando medidas para limitar daños civiles mediante inteligencia y municiones de precisión. 

Sin embargo, el Ejército Libanés informó que su trabajo de desmantelamiento al sur del Litani está prácticamente concluido y volvió a exigir que Israel canalice cualquier denuncia a través del comité de monitoreo del alto el fuego, mecanismo previsto para facilitar la verificación por parte de la UNIFIL. La negativa sistemática israelí a utilizar estos canales refleja una política orientada a la acción unilateral antes que al respeto de la soberanía libanesa.

En paralelo, drones israelíes lanzaron bombas sonoras sobre pescadores en la playa de Naqoura y, más tarde, sobre Odaisseh, mientras autoridades municipales y una unidad del Ejército Libanés instalaban un sistema de energía solar para abastecer la fuente de agua local. Estos episodios, dirigidos contra civiles y servicios comunitarios, fueron interpretados por responsables locales como intentos de hostigar a la población y obstruir esfuerzos de reconstrucción y abastecimiento básico en zonas rurales.

El Comité de Monitoreo del Alto al Fuego se reunió el miércoles con participación de representantes civiles por primera vez en más de cuatro décadas, un hecho considerado significativo por el propio comandante del Ejército, Joseph Aoun, quien anunció un nuevo encuentro para el 19 de diciembre. 

La sucesión de ataques, llamadas intimidatorias y violaciones al alto el fuego vuelve a colocar en primer plano la fragilidad del equilibrio regional y el rol condicionante de alianzas externas que avalan la acción unilateral israelí.