Líbano: Crece la disputa por el monopolio de las armas en vísperas de la sesión del gabinete
El debate sobre la exclusividad armada del Estado se ha convertido en un pulso político que enfrenta a los sectores opositores a Hezbollah con los partidos chiíes, mientras la injerencia extranjera y las presiones internas amenazan con condicionar la soberanía y el rumbo institucional del Líbano.
En la antesala de la sesión de gabinete prevista para el 5 de septiembre, se intensifica la pugna en torno al plan de monopolio estatal de las armas, promovido por el primer ministro Nawaf Salam y respaldado por el comandante del Ejército, Rodolph Haykal. El documento fue adoptado el 5 de agosto, pero los intentos del presidente del Parlamento, Nabih Berri, de prolongar el debate han despertado recelo entre los partidos opositores a Hezbollah, que denuncian maniobras para diluir su aplicación.
La diputada de las Fuerzas Libanesas, Ghada Ayoub, advirtió que cualquier retroceso supondría un debilitamiento de la autoridad del Estado, aunque remarcó que no se busca un enfrentamiento militar directo con las formaciones que se nieguen a entregar sus armas. En la misma línea, el partido Kataeb, bajo la conducción de Samy Gemayel, insistió en que un diálogo genuino debe fortalecer las instituciones, no relativizar decisiones soberanas ya adoptadas.
El diputado Fouad Makhzoumi, otro opositor a Hezbollah, defendió la capacidad del Ejército para ejecutar el plan y recordó que la institución cuenta con el respaldo de la mayoría de la población. Subrayó, además, que los intentos de desafiarla en el pasado fracasaron.
Del lado oficialista, el vicepresidente del Parlamento, Elias Bou Saab, se pronunció a favor de la iniciativa de Berri y abogó por mantener un clima “positivo” en la sesión, defendiendo la vía del diálogo como única salida posible. Paralelamente, una delegación de Hezbollah se reunió con el jeque druso Akl Sami Abi al-Mona, donde se enfatizó que la decisión gubernamental sobre las armas “no está en sintonía con el Pacto Nacional” y que se espera de los líderes “más racionalidad” frente a los desafíos venideros.
El trasfondo de esta disputa no se limita al plano interno. La visita a Beirut de enviados estadounidenses y de altos mandos militares extranjeros confirma el interés de potencias occidentales en influir sobre el desenlace. Para amplios sectores libaneses, la presión para desarmar a la resistencia se inscribe en la agenda del régimen de ocupación israelí, que busca debilitar la capacidad defensiva nacional en un momento de alta volatilidad regional.
Así, la sesión del gabinete del 5 de septiembre se perfila como un nuevo test de soberanía: entre quienes abogan por consolidar un Estado capaz de asumir plenamente su defensa y quienes alertan sobre la instrumentalización de este debate para imponer condiciones externas y desarticular el papel de la resistencia en la protección del Líbano.
Noticias relacionadas
-
ONU extiende mandato de UNIFIL en Líbano -
Nueva ronda de agresiones israelíes en el sur del Líbano y el valle de Bekaa -
Nuevas agresiones israelíes en el sur del Líbano -
Washington presiona para poner fin a la misión de la ONU en Líbano
