La Radiofonía siriolibanesa (Parte 1)

La Radiofonía 

Las comunicaciones, esa pequeña e inmensa ventana que permite ver como flamea en el mundo la ígnea llama de la libertad...

Y esa misma ventana también permite saber como bajo el dulce nombre de “protectorado”, los países son transformados en colonias, tratando de ocultar que son verdaderas ocupaciones, hasta transformarlos en tierras saqueadas y arrasadas, de los que saldrán después de sacar sus riquezas, cuando el clamor mundial haga llegar la repulsa internacional al oprobio a los que son sometidos.

Las comunicaciones demuelen fortalezas y saltan los muros por más altos que sean, y acercan al hombre los conocimientos que dan la posibilidad de emitir libremente sus opiniones y  forjar su destino con libre albedrío.

Entonces mueren las fronteras selladas. Caen las prohibiciones de tener antenas parabólicas o medios satelitales, y finalizan los dominios extraños en las tierras sojuzgadas, a las que mantuvieron en formas primitivas para evitar que el progreso permita sus desarrollos como naciones. 

Por primera vez en el mundo un medio masivo de difusión, la radiofonía, casi desde su nacimiento, permitió que la música y la cultura árabes entraran en los hogares en su horario central, transmisiones que en los mismos países árabes no existían, porque eran “colonias” o “protectorados”.

Debe destacarse la importancia de este medio en esa época. Mientras la televisión, que se encontraba en su etapa incipiente en su lugar de origen, aún no había ingresado en nuestro país, la radio penetraba libremente en la intimidad de los hogares, y las familias se reunían en derredor de esos grandes aparatos con forma de catedral gótica, para escuchar las diversas programaciones. 

Habían pasado pocos años desde el 27 de agosto de 1920, en que “los locos de la azotea”, Enrique T. Susini, Miguel Mujica, José Guerrico y Luis Romero, aficionados a la radiotelefonía, habían efectuado la primera transmisión mundial,  la ópera Parsifal, de Richard Wagner, dirigida por Félix Weitgarner, desde el Teatro Coliseo, y poco más de dos años después de establecerse la primera emisora organizada comercialmente: Radio Cultura.

Desde ese mismo lugar, el 14 de septiembre de 1923, se realizó la primera  transmisión deportiva, cuando Enrique T. Susini relató el combate de boxeo entre el argentino Luis Ángel Firpo y el norteamericano Jack Dempsey, convirtiéndose en el primer locutor deportivo del planeta. Esta planta transmisora del Coliseo funcionó desde aquel año, 1920, hasta 1997.

Durante su paso por Buenos Aires en 1925, Albert Einstein mantuvo contacto con Susini, a quien calificó como “una de las primeras inteligencias argentinas”.

Transmisiones pioneras

Antes de que saliera al aire la primera audición de un espacio dedicado totalmente a las actividades, la cultura y la ciencia de los árabes, ya se había tomado posesión de la radiodifusión, mediante la transmisión directa de diversos actos.

En el diario “La Nación” del 24 de diciembre de 1933, se comenta el acto llevado a cabo el día anterior en el Teatro Colón, con asistencia del Presidente de la Nación, Gral. Agustín P. Justo, para “celebrar el resurgimiento de los pueblos árabes reflejado en su literatura contemporánea” y en homenaje a los poetas egipcios Ahmed Chauki Bey y Hafez Ibrahim Bey, organizado por el Señor Moisés José Azize, cuya alocución, como el desarrollo del acto, fueron transmitidos por LS1 Radio Municipal.

Esta fecha debe ser considerada como la primera emisión radiofónica mundial de los árabes.  

Nota: Continúa en Parte 2