En su casa de Abu Dis, un barrio periférico de Jerusalén Este -en zona C- y hoy separado de la ciudad por el muro, los padres de Yawar Nasser Yawar y de Adam Yamus Halabiya aún no dan crédito a lo ocurrido. Sus hijos, dos jóvenes palestinos miembros del club de fútbol local, han terminado en prisión tras permanecer casi tres meses internados en el centro médico Rey Hussein de Ammán, donde les practicaron varias operaciones quirúrgicas tras una breve estancia en el Hospital Central de Ramala. Hasta allí llegaron procedentes del Hospital Hadassah Ein Karem de Jerusalén, donde ingresaron a finales del pasado mes de enero con múltiples impactos de bala, heridas y contusiones. “Aquella noche mi hijo y mi sobrino venían de entrenarse al fútbol en el estadio Faisal Husseini de A-Ram y cuando se disponían a visitar a unos amigos suyos les empezaron a disparar sin aviso previo”, señala el padre de Yawar, Nasser Eddin Ali, de 51 años. “La única explicación posible es que como era ya noche cerrada los chavales encendieran un cigarrillo y los soldados dispararan porque se creyeran iban a encender un coctel molotov o algo así”, agregó.