Cuando el cielo brilla: La Navidad en Palestina, Siria y Líbano

La noche estaba en silencio sobre las montañas de Galilea. Nadie sabía que una sola estrella cambiaría el curso de la historia.

Aquella noche, hace más de dos mil años, la paz nació envuelta en un paño humilde, en un pesebre sobre las colinas de Belén.

El viento llevó el sonido de las primeras campanas, los pastores entonaron sus himnos en los campos, y el cielo se llenó de una luz que la tierra jamás había visto.

Desde entonces, la Navidad se convirtió en una promesa renovada cada año en esta tierra donde el Niño Jesús dio sus primeros pasos, donde el eco del amor resonó en las montañas del Líbano, y donde las campanas antiguas aún suenan en los barrios cristianos de Damasco, Alepo y Wadi al-Nasara.

Aquí, en la cuna del cristianismo, el invierno no se completa sin el brillo de las velas, el aroma del incienso y el canto de “Gloria a Dios en las alturas”, elevado incluso entre el cansancio de los días.

En esta región del Mediterráneo Oriental, las tradiciones locales y la coexistencia con otras comunidades dieron lugar a un rico patrimonio cultural que, sin duda, se refleja en las diferentes costumbres y ritos.

La diversidad implica que no existe una única forma de celebrar la Navidad.

Tradición en Belén, Palestina

La celebración más conocida a nivel internacional tiene lugar en Belén, la ciudad palestina en Cisjordania ocupada que alberga el nacimiento de Cristo y atrae a miles de cristianos de todo el mundo.

Una procesión encabezada por el Patriarca de Jerusalén recorre la ciudad para unirse a las festividades.

Además de la ceremonia religiosa en la Basílica de la Natividad, un desfile serpentea por las calles principales en Nochebuena y los alrededores del árbol de la Plaza del Pesebre.

La comida navideña tradicional incluye qidreh, un guiso de arroz y cordero con garbanzos y dientes de ajo enteros. Como acompañamiento, se sirve sahlab, bebida caliente y dulce de agua de rosas y nueces, junto con qatayef, panqueques de sémola rellenos de crujiente queso frito.

Celebración en Siria

En Siria, las familias se reúnen en Nochebuena alrededor de una vela y recitan salmos.

Una vez apagadas las llamas, cada miembro salta sobre las cenizas y pide un deseo, práctica que también se observa entre los cristianos de Irak.

La mañana de Navidad incluye misa y una procesión festiva.

En cuanto a los regalos, no es Papá Noel quien los trae: según la tradición, cuando los Reyes Magos llegaron a Belén sobre sus camellos, el más joven de ellos estaba agotado. Jesucristo lo recompensó otorgándole la inmortalidad. Desde entonces, los niños esperan la llegada del camello con regalos, dejando cuencos de heno como refrigerio.

Festejos en Líbano

En el Líbano, es común el uso de los brotes verdes como decoración navideña. Dos semanas antes de las fiestas, se colocan legumbres sobre algodón húmedo hasta que germinan, y luego se emplean para adornar altares, casas y belenes.

En Beirut, la plaza de los Mártires y el centro se decoran con luces gigantes, y en todo el país se hace presente la convivencia interreligiosa.

La riqueza de rituales y tradiciones que caracterizan la Navidad en Oriente Medio demuestra que es posible mantener la diversidad cultural y la memoria histórica en un mundo globalizado, donde incluso las celebraciones tienden a homogenizarse.