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miércoles, 03 de agosto de 2022

Cámara de Comercio Argentino-Árabe: Primera Cámara de Comercio árabe del mundo

Por Arq. Eduardo Azize

Portadora del distintivo valor de haber sido la primera entidad árabe del mundo en su tipo, fue fundada en Buenos Aires, en 1929, por el Sr. Moisés José Azize, bajo la designación de Cámara de Comercio Sirio Libanesa. Aquí detalles de la génesis y desarrollo durante las últimas nueve décadas, de esta señera institución de la colectividad.

Cuando una institución vence el paso del tiempo y se arraiga definitivamente, y si ello sucede dentro del complicado ámbito de la economía, significa que la idea generadora, además de noble, era práctica, útil y justificada.

Génesis de la institución

En 1929, en tiempos de gran necesidad, cuando el país y el mundo atravesaban por uno de sus peores momentos económicos que desembocó en la famosa y tan mentada crisis del año 1930, urgía organizar las actividades mercantiles ante la avalancha de quebrantos que amenazaba la estabilidad de todos los valores.

Ante esa circunstancia Moisés José Azize efectúa consultas a la banca oficial y privada, y a los principales industriales y comerciantes del país, exponiéndoles su idea de fundar una Cámara de Comercio, que sirva de ayuda para superar la ya previsible crisis económica.

Más de quinientas empresas y comercios, desde Jujuy a la Patagonia y desde los Andes al Litoral respondieron a esa consulta haciendo llegar su apoyo a la iniciativa y pidiendo que tal creación se concretara a la brevedad.

En el Banco Sirio Libanés del Río de la Plata, que él mismo había fundado en 1924, se realizaron las reuniones preliminares para la materialización de esta propuesta, hasta que designó la comisión provisoria que organizó definitivamente la entidad, naciendo la entonces Cámara de Comercio Sirio-Libanesa de la República Argentina, que inició sus actividades el 5 de Octubre de 1929 en Reconquista 339, sede del Banco, en cuyo Departamento Comercial se realizó la asamblea constitutiva (Acta fundacional completa en esta nota ). Sedes sucesivas fueron las de Reconquista 210 y 281, hasta que trasladó sus oficinas a Montevideo 513, 6º piso, que es su domicilio actual.

Esa fecha marcó el comienzo de una labor febril, ya que la Cámara tuvo una actividad muy intensa desde su creación, reflejada en el movimiento de los distintos sectores que la componían: Sección Ofertas y demandas, Sección Legislación mercantil e impuestos, Sección de Informes comerciales, Sección Contabilidad, Sección Cobro de cuentas, Sección Peritajes, Tribunal arbitral, Constitución de sociedades anónimas, Sección de Arreglos Extrajudiciales de conflictos comerciales y Asesoría Jurídica.

Publicaba un boletín semanal que contenía además de las noticias de carácter comercial más salientes de la semana, el movimiento de la Cámara, las ofertas y demandas, vencimiento de impuestos, Director de turno, movimiento de socios, etc.

Desde septiembre de 1935 el órgano de prensa oficial de la Cámara fue la “Revista Oriental La Situación”. Esta publicación, con el nombre de “La Revista Oriental”, de carácter literario, editada a todo lujo en árabe y con artístico material gráfico, fue fundada en octubre de 1931 por Moisés José Azize. Modificando su denominación, a la que se le agregó “La Situación”, aumentando su texto que fue distribuido en dos secciones, la primera en castellano, que trataba únicamente de asuntos económico-financieros y conexos, y la segunda en árabe, manteniendo su contenido literario, se constituyó en el vocero difusor de sus actividades. La patente de esa publicación fue donada a la Cámara por su creador.

En cumplimiento de lo ordenado por el artículo 4º de los Estatutos (“Crear una oficina de informes para facilitar a sus socios todas las informaciones relacionadas con la solvencia económica, moral y capacidad administrativa de los comerciantes...”) se forma el más grande archivo comercial de la comunidad de habla árabe en la Argentina que, con más de cien mil legajos, se constituyó en el principal centro documental de su evolución y progreso.

La Cámara de Comercio Sirio-Libanesa se imponía como un órgano regulador dentro de la comunidad. Se necesitaba una institución que, actuando en la desorientación comercial de la época de iniciación de la crisis, se constituyera en una garantía para los elementos sanos, al mismo tiempo que un medio eficaz para desbaratar las múltiples operaciones dolosas que realizaban comerciantes deshonestos. Mediante la Sección de Informes comerciales establecida desde sus comienzos, se brindó un servicio tendiente a proporcionar la exacta situación de las firmas sirio-libanesas y de las que con éstas se vinculaban, servicio indispensable, porque en el proceso depresivo eran muchas las que hacían alarde de una ficticia capacidad, al mismo tiempo que otras eran disminuidas al grado exacto de sus solvencias. La Cámara pudo ser así, por su conocimiento preciso del ambiente, una institución de control, de equilibrio y de regulación.

Pionera y única en su tipo

Pero además de brindar ese servicio de seguimiento preciso, significó la creación del mayor repositorio comercial de la comunidad siriolibanesa en la Argentina, único en su tipo que registrara el desarrollo de una comunidad extranjera en cualquier país del mundo.

El Tribunal Arbitral fue una sección pionera, que con procesos rápidos y la participación voluntaria de las partes ante los árbitros designados, decide e impone una solución para dirimir los conflictos mediante un laudo jurídico, evitándose la comparecencia ante la justicia comercial, la que luego de una dilatada tramitación deriva normalmente en la quiebra de los comercios, cerrando las puertas al progreso de los afectados. Con este Tribunal colaboraban activamente las secciones “Arreglos Extrajudiciales” y la “Asesoría Jurídica” de la misma Institución.

Es de destacar que mientras la Cámara puso en funcionamiento este importante Tribunal desde su creación en 1929, la centenaria Bolsa de Comercio de Buenos Aires lo estableció recién en 1963.

Esta labor, junto a las actividades de las otras secciones, hizo que la nómina de sus asociados se fuera incrementando incesantemente, no solamente con los comercios e industrias de la comunidad de habla árabe, sino también con otras sociedades vinculadas a ésta en razón de sus operaciones, y con las grandes instituciones de crédito, como los Bancos de Londres y América del Sud, Francés, Español, etc., mientras que otros, como los bancos de la Nación Argentina, de la Provincia de Buenos Aires, Francés e Italiano, Italo-Belga, etc., que sin estar asociados recababan sus servicios, obtenían los informes solicitados abonando tarifas diferenciadas a las establecidas para los socios.

Los Estatutos establecían claramente que el objeto de la institución es “organizar y concentrar a todos los comerciantes, industriales y agentes siriolibaneses radicados en la República Argentina, con el fin de beneficiar, sanear, guiar, proteger, fomentar, ensanchar y reglamentar dentro de la mayor corrección y legalidad, el comercio siriolibanés en el país”.

Órgano interlocutor de los países árabes en Argentina

Durante varios años, cuando los países árabes no habían obtenido su independencia y no existiendo en aquellos años vinculaciones comerciales entre la Argentina y el mundo árabe, la Cámara fomentó los contactos y referencias comerciales entre los comerciantes e industriales de origen sirio y libanés radicados en toda la Argentina. Por otra parte, hasta que hubo representaciones diplomáticas de los países árabes en la Argentina, la Cámara fue el único interlocutor válido de los intereses y cuestiones comerciales de estos países ante las autoridades nacionales.

Con las sucesivas declaraciones de independencia comenzó a desarrollarse el comercio entre las nuevas naciones soberanas y la República Argentina, y permitió a la Cámara elaborar una profusa nómina de importadores de los noveles países árabes.

Carlos José Azize “alma mater”

Desde su fundación y durante casi cuarenta años, el señor Carlos José Azize fue el “alma mater” de la Cámara, cuya llama mantuvo viva a pesar de todas las contrariedades económicas. Permanecía en ella diariamente y solventó de su peculio los gastos que ocasionaban su mantenimiento, imprenta y el personal, en la idea de que las sumas que se recaudaban por cuotas societarias, informes comerciales y certificados de origen de exportaciones, debían constituir un fondo para la adquisición de su sede propia.

Frecuentemente fue consultado por las autoridades de diferentes gobiernos acerca de proyectos económicos de variados aspectos que se pondrían en ejecución. 

Adelantado a su tiempo, vislumbraba la existencia de un mercado con los países limítrofes, hoy concretado en el Mercosur. “Nuestro país ha evolucionado desde la etapa ganadera-pastoril de antaño hacia la industrialización que le permite adquirir el carácter de potencia y colocarse dentro del concierto de las naciones más adelantadas del mundo. A las primeras manifestaciones industriales que en su época constituyeron la alborada de la prodigiosa prosperidad, hay que agregar ahora las efectivas realizaciones de la industria textil, metalúrgica, siderúrgica y fabricación de automotores que le permitirán, a corto plazo, abastecer las exigencias del mercado interno y liberarse de la importación. La Argentina tiene en los países limítrofes un excelente mercado para colocar los cupos que resulten excedentes y estoy completamente seguro de que los precios serán más ventajosos que los que aplican las naciones tradicionalmente exportadoras” (Diario “La Epoca”, 14.8.1953).

Ese año gestionó y obtuvo de las embajadas de los países árabes la obligación de exigir a los exportadores el certificado de origen de las mercaderías, extendido por la Cámara. De esta manera, en 1954 pudo confeccionar el primer cuadro estadístico del incipiente comercio internacional argentino con los países árabes, de balanza comercial netamente favorable a la República Argentina, que por su importancia histórica merece detallarse: a Siria se exportaron 42 toneladas de corned beef y 262,7 toneladas de yerba mate; al Líbano 13 toneladas de corned beef, 35 toneladas de cueros vacunos, 20,5 toneladas de yerba mate y 133 toneladas de extracto de quebracho; a Egipto, 94 toneladas de corned beef y 25,834 toneladas de quesos; y a Irak 100 toneladas de extracto de quebracho. Al año siguiente, en 1955, Jordania, Kuwait y Sudán se incorporaron al intercambio comercial.

Es interesante destacar, como hecho cultural, la importancia del tonelaje de yerba mate exportado, que implanta en el Medio Oriente este hecho fraternal de compartir la popular infusión argentina, que a partir de 1956 se complementó con el envío de mates (comunes, con virola de aluminio y con virola de alpaca) en grandes cantidades.

Exposición de 1960

En 1959 los representantes diplomáticos de los países árabes fueron ilustrados por Carlos José Azize acerca de la importancia que tendría la exposición internacional del Sesquicentenario de Mayo, a llevarse a cabo en Buenos Aires al año siguiente, que fue la más grande realizada en la historia de nuestro país, logrando que se interesaran en gestionar ante las autoridades de sus países la participación en ese acontecimiento. Fue la primera vez que los países árabes tuvieron en la Argentina una representación comercial oficial, construyendo sus diversos pabellones, siendo los de Egipto y Marruecos los más destacados por su amplitud, calidad y variedad de productos expuestos, que merecieron comentarios elogiosos por parte de los medios de prensa.

Esta exposición, que ocupó todas las plazas a ambos lados de la Av. Figueroa Alcorta, desde Tagle hasta Callao, unidas por el puente que la cruza a la altura de la Facultad de Derecho, que aún se conserva, marcó un hito en el desarrollo de las relaciones comerciales argentino-árabes, que por medio del conocimiento directo de sus respectivas producciones provocó el imparable crecimiento de la actividad exportadora.

¿Cuál fue el resultado práctico de esta obra ciclópea? Que no solamente crecieran los núcleos comerciales e industriales en número y en actividad, sino que el nivel de las valorizaciones acusara una suba de prestigio en torno a la colectividad de habla árabe, reflejándose en la prestancia de cada individuo.

 “Ya no se los ve como antes –dice el informe del Director de Inmigraciones en 1932- midiendo a pie los caminos inacabables del desierto. Han evolucionado con el país, luego de haber señalado con su acción el sitio actual de más de cien estaciones ferroviarias...”.

Incertidumbre y relanzamiento en 1971

Carlos José Azize presentó su renuncia en 1968, en desacuerdo con la supresión de la Sección de Informes Comerciales y la destrucción de sus archivos. Desde ese  momento se inicia un oscuro período de incertidumbre, durante el que se eliminó todo el mobiliario que contenía la documentación de la sección suprimida, documentación que fue liquidada como papel viejo, se gastaron los ahorros reunidos con su sacrificio, que él quería destinar a la compra de la sede propia, en ediciones de costosas revistas, en el incremento del personal dependiente, y en el contrato de un gerente, que años antes había patentado como suyo propio el nombre de una cámara de comercio llamada árabe-argentina, por lo que tenía especial interés en la desaparición de ésta, fundada cincuenta años antes, para que la suya fuera la única, tema que originó posteriormente un conflicto que duraría años, desde 1971, cuando la institución adopta la denominación de Cámara de Comercio Argentino-Arabe, hasta que el Consejo de Embajadores y Jefes de Misión Arabes decide, con fecha 5 de julio de 1977, acreditar únicamente a la Cámara de Comercio Argentino-Arabe con carácter de exclusividad.

La crítica que nada construye lo analiza todo, y su único aporte es el desaliento. No se debe criticar lo que no se puede hacer.

Intensa y ejemplar actividad

A partir de 1973 la Cámara organizó pabellones argentinos en diversas ferias internacionales en países árabes, y acompañó a las misiones comerciales integrantes de las comitivas que acompañaron a las autoridades nacionales en sus visitas oficiales al mundo árabe, y en 1989 presentó la primera exposición del Mundo Arabe en la República Argentina, que posteriormente se reiteró en dos ocasiones más.

La Unión General de Cámaras de Comercio, Agricultura e Industria de los Países Arabes concretó, en 1992, la incorporación oficial de la Cámara a dicha organización, en una muestra de reconocimiento a su bien ganado prestigio y larga trayectoria.

Y llegamos a nuestros días de estas Bodas de Brillante de la Cámara de Comercio Argentino-Arabe, en los que el mundo árabe ofrece a la humanidad un amplio panorama de solidez financiera, que puede traer aparejada la elevación de los niveles económicos de los países en desarrollo.

El futuro es una responsabilidad tanto más grave, cuanto mayores son las contingencias que traerá. Es de previsores sumar, y no restar.

Pero estas conquistas implican graves obligaciones contraídas con nuestra Argentina y con nosotros mismos, y es tanto mayor nuestra responsabilidad cuanto más intenso es el afecto argentino que rodea al mundo árabe.

Que el camino seguido es el correcto lo confirma el criterio luminoso y esclarecido de Juan Bautista Alberdi, quien señaló que “el fomento del comercio acerca tanto a los pueblos que los une con vínculos de intereses más eficaces y fuertes, quizá, que las palabras convencionales y amables de los diplomáticos”.

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