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lunes, 26 de septiembre de 2016

Conversando con dirigentes: Daniel Hosain

Por Redacción Diario Sirio Libanés

Con el objeto de fomentar el diálogo e intercambio de quienes tienen a su cargo la dirigencia de las instituciones de nuestra colectividad, el Diario Sirio Libanés ha efectuado una serie de entrevistas.

Propendiendo a efectuar un aporte al diálogo, el Diario Sirio Libanés ha presentado una misma y esencial temática a un conjunto de nuestros dirigentes de todo el país, a los efectos de difundir sus pensamientos y fomentar el sano y constructivo intercambio.

En esta oportunidad nos encontramos con el Presidente de la Asociación Civil y Cultural APAIB, de la ciudad de Buenos Aires, Daniel Hosain.

Entrevista

1)    ¿Cómo considera que ha funcionado la dirigencia de la Colectividad en estos últimos años, sobre todo a partir del inicio de la crisis en Siria?

Una respuesta directa sería: deficientemente. Considero que tenemos serias deficiencias en el funcionamiento, sobre todo para reaccionar a situaciones extremas como lo ha sido el estallido de la crisis en Siria.

La deficiencia viene dada por la carencia de organización y por algo que tiene que ver con nuestra idiosincrasia. Creo que la idiosincrasia árabe lleva en su ADN una especie de resistencia al método. Es decir que somos rebeldes a la metodología, o  resistentes a alinearnos todos tras una consigna única y concentrar las fuerzas en un objetivo.

Entonces en general, lo que nos termina sucediendo es que por alguna divergencia de criterio, o punto de vista, terminamos diversificando el esfuerzo. Entonces en lugar de ser, por ejemplo 15 entidades todas detrás de una única acción, somos 15 repartidos en 4 o 5 acciones distintas, en grupos de 2 o 3.

Entonces como la energía que es un recurso finito, se termina diluyendo y por supuesto no se consigue un objetivo correcto. A eso tenemos que sumarle una histórica problemática nuestra de carecer a nivel nacional contactos o relaciones lo suficientemente fluidas, de reconocimiento como para que se pueda visibilizar un conflicto como este, en un país como el nuestro.

Con visibilizar, me refiero a dar difusión a una protesta, una acción masiva encolumnando a toda la comunidad, para sentar una postura, o mostrar que tenemos una fundación que se va a mover en pos de apoyar a todos los damnificados, etc. Es decir, un trabajo que sea orgánico, y no raptos espasmódicos de algunas entidades.

Entonces, hay acciones descoordinadas, que se han visto en determinados esfuerzos autónomos por colaborar con los damnificados, por ejemplo, y a veces esto se reduce a un grupo de personas, sin siquiera el marco institucional de una entidad primaria (caso colectas de ayuda, varias).

Entonces, esto habla de que existe una intención muy clara en la comunidad que es la de ayudar, y un sentimiento común y una responsabilidad y demás; pero no hay un órgano claro a partir del cual se pueda canalizar ese esfuerzo y energía puesta al servicio de eso. Y ahí es donde me parece que tenemos la gran falencia.

2)    ¿Cómo percibe actualmente la cohesión interna y la representatividad externa de la colectividad?

De alguna manera la respuesta de la primera pregunta tiene que ver con que no hay ni una buena cohesión interna, ni tampoco una buena representatividad hacia afuera.

Lo que nos pasa, se debe a que no estamos cohesionados de manera interna. Es decir que debería haber líneas de cohesión, porque es claro que conformamos un colectivo muy amplio con diferentes colores religiosos, políticos, de país de origen, etc, y que todos deben ser respetados, buscando entender el concepto de arabismo como tal, o si reducimos más la conceptualización, entender el concepto de inmigrante sirio-libanés como denominador común.

Entonces, ¿qué es lo que nos une?, nos une que somos todos descendientes de una corriente migratoria que provino de Siria y Líbano, en la primera mitad del siglo pasado y somos nosotros los que seguimos defendiendo esos colores. Somos árabes, árabes cristianos, árabes musulmanes, árabes agnósticos, árabes ateos, no importa, somos árabes.

Compartimos el amor por nuestras comidas, nuestra música, nuestras tradiciones, digamos encontrar ese punto de contacto, sería encontrar la cohesión; y no ver al otro de reojo por diferencias religiosas, de país de origen, etc.

Es decir, poder realmente despojarnos de ese sentido y fomentar un ámbito, un espacio en el cual la colectividad árabe se encolumna detrás de todas las temáticas relativas al arabismo; después si los credos por ejemplo, quieren tener organizaciones que los representen, esos son cuestiones complementarias y más puntuales, pero son sub-segmentos.

Me parece que la colectividad no tiene, desde hace mucho tiempo, un encolumnamiento sincero y real a partir de lo árabe, que era lo que quería suplir Fearab en su momento, y que no se ha podido cumplir acabadamente.

Y este no es un problema de esta gestión, sino que es un problema histórico de Fearab. Desgraciadamente siempre hemos sido testigos de ciertas luchas internas; que cuando ganaba una corriente, la opositora restaba el apoyo, careciendo de un verdadero espíritu democrático, de acompañamiento sincero. Hemos visto instituciones que se desafiliaron y volvieron a afiliar, que desaparecieron y volvieron a aparecer.

O sea que hemos visto conflictos internos que han generado un gran problema, porque divididos somos mucho más débiles, y esto lo que hace es que en la faz externa, que es la segunda parte de la pregunta, no podamos tener la representatividad que merecemos.

Y el motivo de esto es que de verdad carecemos de una cohesión interna que nos muestre como un bloque compacto, fuerte, solido, unificado tras un único objetivo, con un grupo único de representantes. Entonces el hecho de estar disgregados, disociados, hace que también los organismos nos perciban de esa manera, y así es que nos cuesta encontrar ese marco externo que también necesitamos.

Sin duda, necesitaríamos una organización más clara, con un ritmo sólidamente marcado y una agenda bien definida. Esto es lo que la actualidad muestra que no podemos conseguir.

3) ¿Considera necesaria una reactivación institucional? ¿Cuáles son los pasos a seguir?

Claro, lógicamente. Creo que los pasos son nuestra versión del Pacto de La Moncloa. Me parece que de una vez por todas, todos, todos los dirigentes, tenemos que de verdad dar una muestra de renunciamiento a cuestiones que son particulares, personales, de las personas e instituciones que representamos.

Debemos poder demostrar que estamos en condiciones de ponernos los pantalones largos, sentarnos en una mesa, acordar las cosas que debemos acordar y hacer un trabajo conjunto, respetándonos todos, asumiéndonos todos, y entendiendo que las diferencias no tienen que dividirnos sino  enriquecernos.

Soy un convencido que la diversidad aporta riqueza, no tiene que alimentar divisionismos de ninguna especie. Estamos unidos por muchas más cosas que las que eventualmente podrían llegar a separarnos.

Entonces allí es donde tenemos que poner el acento y apuntar a todo lo que tiene que ver con la defensa de la cultura árabe, sus tradiciones y todas las temáticas del pueblo árabe, independientemente de que facción religiosa o política se vea afectada en determinado momento.

De modo que todo aquello que tenga que ver con el mundo árabe, debería estar enmarcado en una organización como Fearab, que debería ser la portavoz del arabismo en la Argentina. Después podrá aportar y será un instrumento para cuando por ejemplo los musulmanes de origen árabe o los católicos de origen árabe tengan que decir algo, etc. Pero la problemática árabe general, debería pasar por Fearab.

La responsabilidad hoy de todos los dirigentes, tal vez sea responsabilidad de los dirigentes actuales de Fearab, es la de convocar a una mesa muy amplia para que todas las instituciones nos dejemos de jorobar con las diferencias y prejuicios, y acudamos a esa mesa, pensando en los objetivos antes que en las cuestiones personales.

Creo que si nosotros concentramos todas las energías en el objetivo que deberíamos tener a nivel comunitario, las cosas van a ir mucho mejor. Esta es una actitud que debe ser asumida responsablemente por todos los dirigentes.

Debemos entender que luego de un proceso democrático, de debate serio exponiendo ideas, y más allá de todo capricho, es obligación estar de acuerdo y colaborar con la conclusión y la decisión final de la mesa, tras la cual debemos luego ir todos encolumnados.

En definitiva, nos falta esa organización, y esa organicidad básica, que no nos permite hacer ni una cuarta parte de lo que nuestros mayores hicieron en su momento, amén de las falencias de todo tipo que tenían y que hoy nos vanagloriamos de haber superado con nuestra preparación profesional y medios físicos y tecnológicos. 

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