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miércoles, 17 de febrero de 2016

Zuain (Parte 2): "El mayor logro es una política exterior independiente"

Por Jodor Jalit

Tras cuatro años como Secretario de Relaciones Exteriores (vicecanciller), Eduardo Zuain, recibió el encargo de dirigir la Embajada Argentina en Paraguay, por parte de la Canciller Susana Malcorra y del nuevo gobierno del Presidente Mauricio Macri. Antes de partir visitó el Club Sirio Libanés y compartió una charla amena con el Diario Sirio Libanés donde hizo un balance sobre su gestión y delineó futuros desafíos.

Su designación como Secretario de Relaciones Exteriores generó repercusiones en los medios de comunicación, al punto de que se cuestionaran sus credenciales. ¿Qué opina al respecto?

Sí, la decisión de la ex Presidenta Cristina Fernández de Kirchner de designarme como Vicecanciller representó un punto de inflexión en un ministerio tan particular como la Cancillería porque provengo del interior profundo y tengo, orgullosamente, ascendencia árabe.

La función que me tocó desempeñar fue ciento por ciento política, de renovación generacional y en el marco de un histórico proceso de transformación social en el país. Y con la convicción profunda de que la profundización de la democracia requiere menos espacio de poder real de las corporaciones.

Hubo una prensa sesgada y maliciosa que no digirió el proceso de cambio en la Cancillería y en nuestra política exterior. Se quedaron en la Argentina del pasado en la que para ser diplomático había que tener apellido patricio. 

Las críticas alzadas desde la oposición política y mediática, ¿impactaron sobre su desempeño dentro del ministerio?

No, mi estabilidad política dentro del ministerio nunca estuvo en riesgo. Creo además que el ministerio es una organización política la cual pude manejar, aceptando la presencia de opiniones disidentes pero imprimiendo las ideas de política exterior que inspiraba la ex Presidenta y el Canciller Timerman.

Durante su gestión, el ministerio tomó un conjunto de decisiones que significaron un quiebre para la política exterior argentina. ¿Cuáles de ellas reconoce como hitos para las relaciones de Argentina con el mundo?

Yo creo que el mayor logro en las relaciones de Argentina con el mundo, es la consolidación de una política exterior independiente. Esa posición también nos planteó desafíos enormes.

Una política exterior independiente era y es necesaria para industrializar el país, porque el país debe tener la libertad para elegir un sistema de alianzas y estrategia internacional. Además, la industrialización de un país no se hace sin problemas y tranquilamente; nadie te va a ayudar o aplaudir.

Tampoco creo que la industrialización sea una lucha entre buenos y malos. Es lógico que un país no quiera que otro se industrialice porque puede perder ese mercado y además el país que surge puede disputarle terceros mercados. 

Por ejemplo, si la Argentina que hoy ensambla celulares logra fabricar y exportarlos a un precio competitivo, les quitará mercados a sus competidores. Por eso ningún país te va a apoyar en un proceso de industrialización; lo tenemos que hacer nosotros solitos. 

Eso es especialmente cierto para un país como Argentina que no tiene colonias, ni las quiere tener, ni ha hecho guerras para apropiarse de recursos ajenos.

Por eso es necesaria una política exterior independiente para la Argentina, algo que se logró durante mi gestión y se notó en las reuniones con mis pares de otros países. Por eso, ninguna representación extranjera se animó a decirnos que hacer.

¿Cuál son los costos de adoptar una  política exterior independiente para desarrollar un proceso de industrialización?

Hay distintos modelos de industrialización. Un modelo plantea la explotación de generaciones enteras, sin derechos sociales, salud o vacaciones.

El otro modelo, el adoptado por nuestro gobierno,  propone una industrialización con ampliación de derechos. ¡Mucho más difícil! El costo es la presión de la especulación financiera internacional. No hay que olvidarse de la hipoteca de la deuda externa y los fondos buitre como grandes condicionantes. 

El desafío sigue siendo el mismo: industrializar el país con la gente adentro y lograr productos competitivos, con valor agregado.

Esa fue nuestra elección y debíamos adoptar una política exterior coherente con nuestro objetivo: la política exterior independiente es el único camino hacia la industrialización con derechos sociales.

¿Y  con el Mundo Árabe, hay una decisión durante su gestión que merezca ser destacada o signifique un hito para la política exterior argentina?

Creo que el hito más importante ha sido el reconocimiento del Estado de Palestina. A partir de ese momento, pude contribuir a que se tomen una serie de medidas complementarias, muchas de carácter administrativo, que perfeccionaron ese reconocimiento. 

Era llamativo que por inercia burocrática, Palestina seguía figurando en el orden protocolar como "organización internacional", así que se decidió que pasara a la lista de países con los que la Argentina tiene relaciones plenas.

Otro hito importante para mi gestión fue presentar la posición política de la Argentina con respecto a los conflictos en Medio Oriente, especialmente sobre los asentamientos ilegales en Palestina, la invasión a Gaza, las intervenciones israelíes en Palestina y Líbano, el muro de la vergüenza y, en general, la nociva influencia extranjera en la región, entre otros temas.

No hubo  ambigüedad y manifestamos el rechazo a los bombardeos como instrumento de solución a las crisis. Ningún bombardeo solucionó un sólo problema en la región. Además, la integridad territorial de los países es un valor supremo. Pienso en Líbano, Siria, Libia.

Es más, las intervenciones en el marco de la Primavera Árabe fueron realizadas por países que negociaron con Gadafi y Hussein durante años. ¿Qué pasó? ¿De un día para el otro se dieron cuenta que no eran democráticos?  Me suena más bien como estrategias que tuvieron y tienen un fin netamente geopolítico y económico. El tema de los recursos naturales será central en este siglo.

La decisión de reconocer al Estado de Palestina tuvo gran repercusión en Argentina debido a la presencia de una comunidad judía y lobby israelí importantes. ¿Existieron otros puntos de roce con la comunidad judía o el Estado de Israel?

Por todo lo que ha sufrido el pueblo palestino, hoy no podes ser anti-palestino. Recuerdo que durante uno de los últimos bombardeos a Gaza, un cura argentino de la Familia Religiosa del Verbo Encarnado no pudo ni quiso ser evacuado porque debía abandonar a casi 30 niños palestinos con capacidades diferentes.

Argentina tomó una posición muy firme con Israel, y se le exigió que garantice de modo absoluto la integridad física del sacerdote y los niños a su cargo. Fuimos claros: “Si el sacerdote o los niños resultan heridos, será un problema bilateral grave". Esas posiciones que se inspiraban en directivas de la ex Presidenta eran sólo el reflejo del sentir de la inmensa mayoría del pueblo argentino. 

La segunda crisis entre Argentina e Israel se originó ante la falta de víveres, porque los israelíes inventaban excusas para no entregarlos. Por suerte encontramos una solución que evitaba la mediación israelí, y así logramos que el cura cuente con todo lo necesario, durante esa gravísima crisis cuyas consecuencias aún sufre el pueblo en Gaza.

Nadie ignora los problemas del pueblo israelí pero la desproporción es tan obvia que no merece más comentarios.

Nota: Acceda a la primera parte de esta entrevista aquí .

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