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martes, 04 de febrero de 2020

Al-Náwfara: reservorio de memorias damascenas

Por Redacción Diario Sirio Libanés

El café Al-Náwfara es la memoria de Damasco, la capital siria con infinidad de narraciones de su milenaria historia.

Fuente: Gh.A.Hassoun / SANA

Destacado por su fundación hace más de 500 años, el café Al-Náwfara (la fuente) sobresale entre un cúmulo de viejos cafés aun presentes en la capital siria y que datan del siglo XIX.

Estos cafés fueron personalizados de acuerdo con sus clientes, por ejemplo, hay cafés para artesanos y otros para comerciantes, pero los más famosos son los que visitan intelectuales, artistas y escritores.

Al-Náwfara Café, en el centro de la ciudad vieja de Damasco, está lleno de vida y bullicio y atrae a una gran cantidad de visitantes locales y turistas debido a su patrimonio, la preservación de sus características originales, así como su ubicación única en la ciudad vieja.

Cercano al famoso zoco (mercado) de Al-Hamidiyah y frente a una de las puertas principales de la famosa Mezquita de los Omeyas, el antiguo y famoso café es punto obligado de visita para quien quiera conocer la milenaria capital siria.

El visitante que ha pasado por Al-Hamidiya y ha recorrido en visita de compras la infinidad de tiendas del zoco y las diversas exhibiciones de ropa, muebles, perfumerías y dulces, tiene como premio a su tenacidad un tradicional espacio de descanso y esparcimiento al subir las escalinatas de Al-Náwfara.

Según destaca el investigador histórico Ghassan Kallass, el centenario café es conocido por estar abarrotado y se distingue por sus famosos tres umbrales y pórticos, así como su vista a la Mezquita de los Omeyas.

La sala interior de Al-Náwfara tiene capacidad para 24 mesas, para cuatro personas cada una, mientras que la sala externa tiene capacidad para otras 12 mesas, especiales para quien disfruta del movimiento de la calle llena de turistas y visitantes de la gran mezquita.

Su nombre, Al-Náwfara (“la fuente”), hace referencia a una fuente aun presente junto a su entrada que solía fluir y burbujear cuando el río Yazid (una rama del rio Barada) pasaba por allí.

Kallas afirma que una de las características más bellas del antiguo café es su preservación de la antigua tradición del narrador (hakawáti), ya que el público se reúne por la noche para disfrutar de las historias narradas en el café.

Folclore y mini teatro en el café

La histórica profesión de Al-Hakawati (el narrador) consiste en un mini teatro unipersonal que cautiva a la audiencia con elocuentes narraciones llenas de enseñanzas y valores.

Esta forma de arte típicamente árabe y sirio permanece viva hoy en la capital siria y tiene su reducto en el café Al-Náwfara. Los narradores de cuentos y el recital de poesía tienen una larga historia en Damasco. Este tipo de arte escénico fue parte de su cultura y sus cafés desde antaño.

No cualquiera puede ser un narrador de historias, requiere retórica, fluidez, habilidades narrativas y la capacidad de captar la atención del público e involucrarlos en la historia.

La mayoría de sus cuentos a menudo presentan personajes, héroes y eventos históricos o de fantasía, crónicas de personajes que hacen buenas obras y en las que la realidad se mezcla con la ficción y el folclore popular sirio.

El actual maestro que ostenta el título de Hakawáti al-Sham (narrador de Damasco), es Ahmad al-Lahhám, apodado Abu Sami.

Heredero de una amplia lista de narradores e intérpretes, Abu Sami pasó años de su vida narrando historias antiguas enfocándose en eventos y victorias de las biografías de viejas figuras conocidas.

Abu Sami ama mucho su trabajo. Lo considera muy interesante y especial, pues le permite a través de su arte encontrarse con los visitantes del café Al-Náwfara, donde se mantiene viva esta tradición, todos los jueves y narrar hábilmente para ellos una serie de eventos y viejas historias, llevando a su público a momentos de nobleza y heroísmo.

Al-Hakawáti Abu Sami, que heredó su amor por contar historias de su tío Abu Shaker Snobar, ve que esta profesión es mucho más que solo contar historias, sino que es más bien un mini teatro a través del cual el narrador ofrece recitaciones a los oyentes llenas de mensajes profundos centrados en los buenos valores.

Según Abu Sami, esta profesión no puede eliminarse con el tiempo y debe alimentarse reforzando el amor de los practicantes por la lectura.

Agrega que en su caso, suele leer diariamente más de 200 páginas, ya sea una historia, un libro o cualquier tipo de artículo de orden cultural o científico.

A su vez destaca que en su profesión es necesario el talento para tratar con todos los segmentos de la sociedad que estén interesados en escuchar literatura antigua y encontrar sabiduría y consejos útiles en ella. Asimismo, subraya la importancia del amor por el idioma árabe y su profunda riqueza lingüística.

El narrador suele elegir historias y figuras reconocidas como Antara Bin Shaddad y el rey al-Zaher porque este tipo de historias representan géneros completos y amplios como la literatura, la poesía y la ética, en un entorno de principios como la magnanimidad, el arabismo y otros valores.

Abu Sami menciona que espera que el Ministerio de Cultura adopte esta profesión para mantener y garantizar su continuidad, ya que es una de las especialidades artísticas más antiguas relacionadas con el rico acervo cultural damasceno.

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