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martes, 20 de septiembre de 2016

¿Existe la colectividad sirio-libanesa?

Por Jodor Jalit

Los cuestionamientos a la existencia de una colectividad sirio-libanesa incitaron una reflexión personal desde el ser argentino.

En San Vicente (Sta. Fe) –pueblo en donde crecí- la fiesta de las colectividades tenía congregaba a un importante número de sus residentes, y otros tantos de las localidades vecinas. Durante los festejos aprendí que los inmigrantes tuvieron un rol importante en el desarrollo y crecimiento de la Argentina, particularmente entre 1895 y 1914.

En aquella primera etapa, el origen de los inmigrantes era principalmente el sur europeo. Italianos y españoles fueron los residentes más numerosos del Hotel de Inmigrantes, y quienes ayudaron a juntar la cosecha en la Pampa argentina.

Comunidad vs. Colectividad

La primera pregunta que se me ocurrió plantear a lo largo de la reflexión fue: ¿comunidad o colectividad? De acuerdo con la Real Academia Española, comunidad significa: cualidad común que pertenece o se extiende a varios; y colectividad: conjunto de personas reunidas o concertadas para un fin.

En otras palabras, los inmigrantes en su conjunto y al compartir la cualidad de migrante forman la comunidad de migrantes. Al separarlos por nacionalidad, y otorgarles la responsabilidad de mantener vivas ciertas costumbres, éstos pasan a formar parte de una colectividad.

Por lo tanto, una colectividad es una comunidad con un fin. Es un grupo de individuos que comparten una cualidad y fueron agrupadas para una tarea específica. La cualidad que los reunía en la Fiesta de las Colectividades era su condición de o descendiente de extranjeros, para compartir un espacio donde revivir las costumbres de su lugar de origen.

Creación de los Estados y emigración

El argumento de los detractores de la colectividad sirio-libanesa dicen algo así: Como no existe un país llamado Siria-Líbano, y por ende no existe la colectividad sirio-libanesa. Y tienen razón en lo que dicen. No están equivocados.

El problema se encuentra en que la mayoría de los inmigrantes provenientes de los mutasarrifiya de Beirut, Jerusalén y Siria que llegaron a la República Argentina, lo hicieron antes de que existieran los países de Líbano, Palestina y Siria. Por aquel entonces, tampoco podía existir una colectividad libanesa, palestina o siria. De hecho, entraban con papeles del Imperio Otomano.

Eso no quita que puedan identificarse como libaneses, palestinos o sirios en referencia a una región, o provincia, del imperio. Después de todo, Jerusalén y Monte Líbano figuran en las escrituras sagradas, y en Damasco residió el Califa. Por ese motivo, no debe sorprender que algunos individuos se reconozcan libaneses o sirios previo a la creación del Estado libanés (1923) y sirio (1930).

Pero, si la existencia del Estado es condición necesaria para la existencia de la colectividad, entonces no podría haber existido una colectividad libanesa o siria hasta 1923 y 1930, respectivamente. Peor aún, estaríamos negando la existencia de una colectividad palestina en muchos países del mundo. En el mejor de los casos, ese agrupamiento de personas sería una comunidad.

La inmigración y los gentilicios

En la historiografía argentina se pueden identificar cuatro momentos importantes de inmigración. El primero (1860-1890), experimentó con distintas iniciativas migratorias. El segundo (1890-1914), observó el ingreso de más de un millón y medio de inmigrantes. El tercero (1914-1930), retomó parte del éxito anterior hasta la Gran Crisis. Y el cuatro (1930-1946), la inmigración continuó con la tendencia negativa.

Desde entonces, la migración hacia Argentina se estabilizó en números menores y desde puntos geográficos más cercanos. De hecho es durante esta etapa de menor que los gentilicios libanés, palestino y sirio aparecen por primera vez en los censos nacionales. Aunque libanés y sirio figuran entre los registros de la Dirección Nacional de Migraciones (DNM) a partir de 1920 –momento en que Francia hace efectivo el Mandato para Siria y el Líbano.

De acuerdo con los registros de la DNM, y al trabajo realizado por Akmir Abdeluahed, 114.317 turcos ingresaron a la Argentina durante el período 1904-1913. La tasa de radicación siempre excedió el 70%, alcanzando el 90% en 1905. También se puede constatar que los territorios otomanos se transformaron en el cuarto proveedor de inmigrantes, detrás de Italia, España y Francia, y junto con Rusia. Pero no podemos discriminar entre libaneses, palestinos y sirios.

El Sirio-libanés

Cuando ingresé como becario a trabajar al Diario Sirio-Libanés comencé nuevamente a preguntarme sobre el gentilicio sirio-libanés. Charlando con el director del medio, me comentó que se mantuvo y reforzó el nombre de Club Sirio-Libanés debido a la cantidad de entidades libanesas (Asociación Akarenses) y sirias (Club Sirio y Club Sirio Libanés "Honor y Patria") que se fusionaron para dar vida al nuevo Club Sirio-Libanés.

En otra ocasión, de visita por Santa Fe visité el Club Sirio-Libanés donde su presidente comentó que el nombre respondía a la presencia mayoritaria de socios fundadores de origen sirio.

Lo que llama la atención al revisar las instituciones libanesas, sirias y sirio-libanesas del país, es que éstas últimas son mayoría y por amplia diferencia. Hecho que da fe del respeto por la diversidad de este país, manifiesta el espíritu de convivencia entre libaneses y sirios a lo largo y ancho del país, y confirma la existencia de una colectividad sirio-libanesa.

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