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martes, 29 de septiembre de 2020

¿Cuáles son las dimensiones de lo que sucede en el Líbano?

Por Jamal Wakim

Análisis sobre el complejo entramado político de la crisis de gobernanza del país del cedro y las influencias externas que obstaculizan su solución.

Fuente: Al Mayadeen

Desde hace aproximadamente un año el Líbano enfrenta una gran crisis como consecuencia del incremento de una deuda pública, que la clase financiera especulativa representada por los bancos, ha acumulado sobre el Estado, como resultado de su alianza con la clase política y como consecuencia de la limitación de la economía libanesa al sector de los servicios y de la especulación financiera.

Estados Unidos aprovechó este asunto para imponer sanciones al Líbano, consciente de que esto conduciría a un estallido de la situación económica en el país, en un intento para presionar al presidente de la república y Hezbollah con el fin de aislarlos y colocar al Líbano bajo la tutela estadounidense, buscando con ello compensar el terreno perdido en Siria; asimismo quería convertir al Líbano en el costado sangrante de Siria, del mismo modo que había convertido a Irak en el costado sangrante de Irán.

Esto condujo al agravamiento de la situación en el Líbano, provocando la dimisión del gobierno del primer ministro Saad al Hariri e impulsó al dúo Aoun – Hezbollah a formar un gabinete ministerial encabezado por Hassan Diab; sin embargo, este gobierno no pudo enfrentar ninguna de las crisis económicas o políticas del país, y lo que empeoró más la crisis es la incidencia de la pandemia causada por el Coronavirus, que ha provocado una recesión mundial, desmejorando más la economía libanesa.

Aquí, el presidente francés, Emmanuel Macron, intervino comunicándose con el presidente de EEUU, Donald Trump y el equipo de las palomas en el departamento de Estado de EEUU con el fin de persuadirlos para que no aumenten la presión sobre el Líbano y facilitar la formación de un gabinete ministerial integrado por expertos que satisfaga las aspiraciones estadounidenses en el sentido de neutralizar al Líbano en cuanto al conflicto con Israel e impedir que Hezbollah brinde apoyo a las facciones de la resistencia palestina.

Debido a la deteriorada situación en el Líbano, el presidente Aoun, el principal aliado de Hezbollah, ha aceptado la iniciativa francesa, así como lo hizo el propio Hezbollah, y han aceptado la postulación del candidato francés Mustafá Adib para el cargo de  primer ministro; sin embargo, este último se sometió a la presión ejercida por los ex primeros ministros, encabezados por Fouad Siniora, que están coordinando sus posturas con el equipo de los halcones del departamento de Estado de EEUU que encabeza el secretario de Estado Mike Pompeo, transmitiendo a través de Adib las condiciones estadounidenses que buscan impedir que Hezbollah esté representado en el gobierno y exigen el sometimiento a todos los dictámenes estadounidenses.

Como resultado del temor de que le sean impuestas sanciones estadounidenses y occidentales, el presidente del Movimiento Patriótico Libre (MPL), el ex ministro Gebran Bassil, empezó a marcar distancia con Hezbollah, así como se escucharon voces desde el interior del MPL atacando a Hezbollah y a su aliado el Movimiento Amal; esto explica la discusión que tuvo lugar entre el MPL y Amal sobre el nombramiento del ministerio de Hacienda.

Con respecto a ese ministerio, hay dos aspectos, el primero: por supuesto, se debe prestar atención a la naturaleza de la estructura libanesa conformada por confesiones que comparten los diferentes poderes, el poder ejecutivo, el poder legislativo y el poder judicial; en cuanto al poder ejecutivo, los cristianos están representados por el presidente de la república y los sunnitas están representados por el primer ministro, mientras que los shiítas quedarían fuera de esta representación en caso de que pierdan su autoridad o control sobre el ministerio de Hacienda, porque es la que les da peso para influir sobre el poder ejecutivo, por eso el Acuerdo de Taif tuvo en cuenta destinar este ministerio a la confesión shií, esto desde el punto de vista técnico. 

En cuanto al por qué de la insistencia sobre el ministerio de Hacienda, esto es esencialmente en parte, intentar hacer uso del pacto social como pretexto para rechazar lo que el dúo chiita considera una maniobra estadounidense y francesa  en coordinación y cooperación con la mayoría de las fuerzas libanesas para excluir a Hezbollah del gobierno y desmantelar el bloque shií, en preparación para imponer las decisiones que occidente desea, sean estas la de deslegitimar la resistencia en el Líbano o demarcar las fronteras marítimas e imponer el control sobre las fronteras marítimas y terrestres.

En cuanto a las opiniones que señalan que el propósito de aferrarse al nombramiento directo de ministros es el de obstaculizar la formación del nuevo gabinete ministerial, creo que esta es la explicación que ofrece el equipo adverso al Movimiento Amal y Hezbollah; ya que este gabinete ministerial es una formación política y cualquier gabinete ministerial en el Líbano es una formación política aunque estuviera integrada por los que llaman independientes.

No existe en el Líbano ni en ningún otro país lo que llaman “independientes”, porque el fundamento o la naturaleza de cualquier gobierno es político, por lo tanto no se puede separar ningún gobierno de la política, más aún en el Líbano.

El dúo shiíta, Hezbollah y el Movimiento Amal, se quejan de que existe una maniobra llevada a cabo por EEUU y Francia y que incluye a la mayoría de las facciones libanesas, y que busca excluir a Amal y Hezbollah del gobierno e introducir elementos que no representan al componente shiíta que está representado en un 80% por estos dos movimientos. Esto explica la insistencia de ambas fuerzas en nombrar a sus ministros, conscientes de que las otras fuerzas nombraran a sus ministros sin manifestarlo.   

Con respecto a los demás partidos, hay que distinguir allí a la terna que incluye al Movimiento Futuro, las Fuerzas Libanesas y el Partido Socialista Progresista liderado por Walid Jumblatt quienes siguen los lineamientos de las políticas estadounidense y francesa y por supuesto de Arabia Saudita, a nivel regional y que tienen como objetivo aislar y marginar a Hezbollah en primer lugar y al componente shií, en preparación para la aprobación de una ecuación que busca apartar al Líbano por completo de cualquier relación con Siria, Irán y con China y Rusia y colocarlo completamente bajo la tutela estadounidense como compensación por perder su posición en el territorio sirio y hasta cierto punto en el iraquí; esto explica el por qué estas fuerzas se incorporan en el contexto de la política estadounidense. 

En cuanto al Movimiento Patriótico Libre, parece que el líder del MPL, el ex ministro Gebran Bassil, ha cedido a las presiones o amenazas francesas ante la posibilidad de que se le impongan sanciones y al parecer ha accedido a las demandas francesas y esto explica las divergencias entre él, y el dúo shií, así como el rechazo de estos últimos a la iniciativa del MPL, considerándola como parte de la maniobra francesa que se teje contra ambos.

Creo que el primer ministro designado, que se presenta como neutral y tecnócrata, prácticamente no es así; primero, era cercano al ex primer ministro, Najib Mikati y hasta ahora fue nombrado por Francia, es decir, por el presidente francés y con la aprobación de EEUU y en coordinación con los alemanes, es decir, cae bajo el paraguas de la influencia occidental, además del hecho de que las consultas que realiza parecen estar muy influenciadas por los ex primeros ministros, encabezados por el ex primer ministro Fouad Siniora, por lo que no es neutral.

El equipo que el presenta como un equipo de especialistas y expertos, son aquellos que serán nominados por las fuerzas occidentales como un equipo de tecnócratas, y tenemos en el Líbano y en otros países una experiencia con quienes fueron presentados como tecnócratas y especialistas que trabajaron en organizaciones internacionales, revelándose posteriormente que estaban politizados y regentados para implementar políticas específicas.

Por eso existen dudas sobre la capacidad de formar un gabinete ministerial de especialistas neutrales; esto si hablamos del equipo del primer ministro y lo consideramos opuesto a ese contexto; además la crisis en el Líbano es una crisis estructural, aparte de que actualmente el Líbano se encuentra sometido a tensiones occidentales violentas queriendo utilizarlo como base para dirigir políticas hostiles hacia el eje euroasiático, o sea Rusia, China e Irán y esto amenaza con hacer estallar el país.

A la vez existe una crisis en la estructura económica y política en el país que requiere de reestructuración y esto equivale a convocar a un congreso constituyente al que serían citadas las élites económicas, políticas, sociales, culturales entre otras, pertenecientes a los distintos estratos para preparar para un congreso constituyente y determinar los pasos que incluyan la reestructuración política y económica del país.

Esta es una labor profunda que va más allá del tema de formar un gobierno de tecnócratas. En el Líbano tenemos experiencia con gobiernos integrados por tecnócratas, como el gobierno de Hassan Diab, que se presentó como un gobierno de tecnócratas y antes de eso el gobierno de Najib Mikati, que se presentó en gran medida como un gobierno de tecnócratas, así como un gobierno de tecnócratas en 1972, y los resultados fueron, si no decepcionantes, sin embargo limitados, porque la estructura sobre la que se asienta el país es una estructura que necesita ser torpedeada y reconstruida nuevamente y esto significa que necesitamos de una revolución y no necesariamente violenta, sino una revolución en el sentido de revertir los conceptos y lograr un proceso de cambio estructural radical para el país en todos los niveles.

No creo que la iniciativa francesa hasta ahora pueda tener éxito, aunque establezca puentes con Hezbollah, la crisis actual tiene su origen en la escalada que EEUU lleva a cabo en la región y en el mundo contra aquellos que percibe como sus oponentes, preparando para las soluciones que vendrán después de las elecciones estadounidenses.

Toda la iniciativa francesa es un intento para calmar el ambiente hasta cierto punto o un intento para hallar una solución, que realiza el presidente francés conjuntamente con un equipo en el departamento de Estado de EEUU, pero el sector que representa a los tecnócratas en el Departamento de Estado, como David Hill o David Satterfield o Jeffrey Feltman; pero también están los halcones en la administración estadounidense representados por Mike Pompeo y David Schenker y estos quieren provocar una escalada y no quieren ninguna solución.

Ellos son los que buscan obstaculizar la labor del otro equipo estadounidense acordada con el presidente francés Emmanuel Macron, con el consentimiento del presidente Trump, para bloquear la iniciativa francesa si esta no cumplía con las expectativas estadounidenses, es decir, aislar a Hezbollah.

En consecuencia, no creo que haya un horizonte para la iniciativa francesa a corto plazo, y si logra formar un gobierno, este gobierno no podrá encontrar ninguna solución y si intenta aislar a un componente libanés básico en la estructura libanesa, esto puede conducir al país hacia un gran estallido internamente.

 

 

Jamal Wakim es profesor de Historia y de Relaciones Internacionales de la Universidad Libanesa. La nota fue publicada en Al Mayadeen el sábado 26 de septiembre, fecha en que renunció el primer ministro Mustafá Adib.

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