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Editorial
viernes, 09 de enero de 2015

Juegos Árabes: Siria, Líbano y Palestina

Por Jodor Jalit

La reticencia a negociar una salida pacífica al conflicto sirio, las continuas demoras en la elección presidencial del parlamento libanés, y las repetidas acusaciones mutuas entre las autoridades palestinas, denotan una creciente brecha entre líderes y seguidores.

La reciente negativa de la Coalición Nacional para la Revolución Siria y Fuerzas de Oposición (Coalición Nacional) a participar de una nueva ronda de negociaciones de paz en Moscú , y la difícil tarea militar del gobierno sirio para derrotar a las fuerzas irregulares con anclaje internacional, amenazan con extender el conflicto más allá de su cuarto aniversario. Al otro lado de la frontera, el Parlamento de Líbano utiliza al conflicto para tapar su deficiencia en materia de seguridad y posponer por decimoséptima vez la elección presidencial , manteniendo al país en el borde del abismo político. Por último, Hamas y Fattah continúan sus campañas negativas en un claro esfuerzo por deslegitimar al otro, sin poder brindar soluciones materiales efectivas al hacinamiento del pueblo palestino.

Más allá de las diferencias entre los escenarios, que de hecho son muchas, todos pueden ser analizados recurriendo a la teoría de los juegos. Desarrollada a partir de la década de 1950, la teoría de los juegos, también llamada teoría interactiva de la decisión, es una rama de las ciencias sociales abocada al estudio de los procesos de toma de decisión. Entonces, cada caso será asociado con un juego para investigar las decisiones de los actores, y más importante aún, descubrir la amplitud de la brecha entre líderes y bases.

Siria: El juego de la gallina

Assad Putin

Este juego es mejor representado por dos autos que avanzan en línea recta y de frente, donde uno de los dos conductores debe virar para evitar una colisión mortal. El punto del juego es que quien vire primero salvará la vida de ambos, pero será el perdedor, y por ende la gallina. Es un juego de ‘suma cero,’ se gana o se pierde; es también cínico, machista, egocéntrico y despiadado, con consecuencias mortales para los participantes y sus allegados.

El enfrentamiento entre la oposición y el gobierno sirio se viste de características similares al juego de la gallina. Ambas partes están avanzando de frente sobre la misma cinta asfáltica, y la colisión enviará al país a los tiempos de Canaán. Porque el Presidente Bashar Al Assad no está dispuesto a ceder su puesto, y la Coalición Nacional exige un compromiso de transición, previo a cualquier negociación. Como ninguno de los dos está dispuesto a virar en otra dirección, las iniciativas para negociar la salida pacífica del conflicto, lideradas por Washington, Ginebra y Moscú, chocaron con la terquedad de los líderes.

Khatib Biden

Ese choque arruinó a los vehículos, o lo que es lo mismo, las bases. En este caso, a la sociedad siria. La destrucción de infraestructura, el creciente nivel de inseguridad y el monumental desplazamiento de la población son solo el principio de las consecuencias del enfrentamiento entre oposición y gobierno. Porque todo eso es el inicio de la desintegración social del país. Más importante aún, la aparición de una fuerza de irregular, por un lado, y la búsqueda de apoyo internacional de esa fuerza, por el otro, demuestran la desconexión del gobierno, primero, y de la oposición, segundo, con la sociedad. Uno por no atender los incipientes reclamos de reforma, y el otro por vender los genuinos valores en que se apoyan los reclamos.

Libano: El dilema del prisionero

Dos prisioneros están recluidos en celdas aisladas por un crimen mayor. La policía, sin embargo, precisa la cooperación de uno de ellos para ejecutar la condena. Por un lado, si ambos permanecen callados, la pena imputable será la menor para los dos. Por otro lado, si uno de ellos confiesa, el traidor recibirá una pena menor mientras que su compañero cumplirá el total de la condena. Por último, si ambos hablan, el castigo es intermedio entre la menor y mayor condena. A diferencia del juego de la gallina, el dilema del prisionero no es de suma cero, y la cooperación se torna importante. El juego también tiene otra particularidad, que es la repetición, permitiendo a ambos jugadores castigar las decisiones anteriores de su rival. Ésta última versión explica mejor la situación libanesa.

Las coaliciones parlamentarias son los prisioneros, y las potencias internacionales sus captores. Ésta situación ha dejado a las coaliciones bajo la presión de tener que responder a intereses ajenos, los cuales han estado en directo conflicto con los propios en más de una ocasión. Así es como abreviadamente se puede explicar la conformación de coaliciones multiconfesionales. Más importante aún, explica la nominación de dos candidatos inaceptables para la otra facción (la traición), y la no presencia del quórum necesario para la elección presidencial. Quiero decir, los parlamentarios prefieren la vacante presidencial (pena menor), a un presidente esclavo de intereses extranjeros (pena mayor), y por eso cooperaron para extender sus términos parlamentarios (pena intermedia).

Nasrallah Haririr

La repetición del juego hace que la primera traición sea castigada con una recurrente falta de quórum. Y así, lo que debía ser una elección intracomunitaria (léase cristiana), se transformó en un constante tire y afloje entre las facciones de esa comunidad. Peor aún, las mismas se vieron obligadas a buscar apoyo por fuera de sus círculos, envolviendo a otras comunidades e invitando a la intervención internacional. Todo ese complejo escenario solo ha separado a los líderes de sus bases, al privarlos de ejercer sus derechos y obligaciones democráticas, mientras la seguridad continúa deteriorándose y el quiebre regional sunnita-shiíta se arraiga en la sociedad libanesa.

Palestina: La caza del ciervo

Para cazar el ciervo es necesario que ambos cazadores cooperen unilateralmente, o sea, sin que el otro lo sepa. Si uno de ellos se decide por la liebre y el otro por el ciervo, éste último se quedara sin nada. Por último, cada uno puede llevarse una liebre, pero su valor es menor al de un ciervo. Por lo tanto, y a diferencia del dilema del prisionero, que un individuo cambie su estrategia unilateralmente no le garantiza mayores beneficios. Es necesario que ambos prefieran al ciervo por sobre la liebre para poder obtener el mayor fruto de sus decisiones. Por eso en este juego, la cooperación sigue siendo fundamental, y la repetición del juego solo permite al perdedor mejorar su posición con respecto al resultado anterior.

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Fattah y Hamas son en este juego los cazadores. De su cooperación depende la caza del ciervo o la liebre. Como miembros del gobierno palestino, ambas facciones deben velar y garantizar el bienestar y la seguridad de la sociedad. El cumplimiento del mandato otorgará a ambos la legitimidad necesaria. Ése es el ciervo, y ambos partidos lo podrán disfrutar hasta que uno de ellos cambie unilateralmente su estrategia. La repetición del juego dará la oportunidad de mantener o cambiar su estrategia. En otras palabras, cuando uno de ellos prefiera la campaña negativa por sobre el buen gobierno como fuente de legitimidad, ese partido obtendrá una liebre y el otro quedará sin nada. De mantener la misma estrategia en la siguiente ronda, el perdedor dependerá de la buena voluntad ajena para no volver a quedarse sin nada. Y si la cambia, se asegurará una liebre.

Al asegurarse Fattah y Hamas una liebre cada uno, es el pueblo palestino quien queda sin comer. Ese es el mensaje que quiero transmitir aquí. Al trenzarse en una batalle sin cuartel, las dos facciones se olvidan de las obligaciones que la posición de liderazgo conlleva. Por eso, mientras los partidos se preocupan por denunciar a su rival, Israel continua avanzando con sus asentamientos, y la Autoridad Palestina pierde legitimidad ante la comunidad internacional. Por eso, la preocupación egoísta por ser el legítimo representante de la causa palestina a través de la campaña negativa, es funcional a intereses extranjeros y contrarios, y además exhibe el alto grado de desconexión de los líderes con el pueblo palestino.

Expresión de deseo

La opinión aquí compartida tiene el ánimo de correr el velo demagógico que ciega a parte de la colectividad árabe en la Argentina. Velo que los obliga a enarbolar banderas ajenas, y a olvidarse de los nobles principios y valores que dan origen a la lucha. Porque en política hay tantos grises como decoloraciones. Y, lo único estático es la presencia de los pueblos con la necesidad de un liderazgos capaces de entender sus necesidades y preocupaciones.

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