Idleb: provocaciones terroristas boicotean acuerdo

El acuerdo ruso-turco, para Idleb, del mes pasado fue la culminación de una intensa diplomacia en las semanas anteriores y representó la cercanía estratégica de las relaciones bilaterales de estas potencias tras su acercamiento de 2016. El propósito de esta medida política fue, ante todo, detener la inminente operación militar de liberación que estaba a punto de conducir el Ejército Árabe Sirio (EAS) en la región, la cual Rusia temía que pudiera haber causado un choque entre sus socios sirios y turcos y por lo tanto conducir a la rápida desintegración de su delicado acto de equilibrio entre ellos.

Así fue como el pasado 17 de septiembre se estableció el acuerdo  de desmilitarización de Idleb firmado por Moscú y Ankara, con la aprobación de Damasco.

Para el lunes 15 de octubre se cumplió un primer plazo en la hoja de ruta para la implementación del mismo. Según lo estipulado, los grupos armados debían retirar todo su armamento pesado y equipo de la zona de profundidad de 15-20 km y detener cualquier acción contra las fuerzas sirias. Como segundo plazo, para el 20 de octubre todos los miembros de grupos armados, debían retirarse del área.

Los militares y medios turcos afirmaron ya el 10 de octubre que todas las armas pesadas, (incluidos los cañones de mortero y los lanzadores de cohetes), habían sido retiradas de la zona desmilitarizada. Sin embargo, posteriores bombardeos en Hama y Alepo la semana pasada indicaron que Turquía había mentido para proteger a los grupos armados, además Al Nusra y otros fanáticos aliados no abandonaban sus posiciones.

A consecuencia, y para impulsar el esfuerzo pacífico hacia adelante, Ankara y Moscú ampliaron el plazo para la implementación total de lo estipulado.

Esta semana, mientras el gobierno turco continúa intentando convencer a la opinión pública internacional de que la situación en la zona desmilitarizada de Idleb está bajo control y que los grupos armados están cumpliendo con los términos del acuerdo, continúan las provocaciones terroristas que buscan extender el conflicto.

Este miércoles, 24 de octubre, el ministro de Defensa de Turquía, Hulusi Akar, presentó una nueva declaración en la que afirmó que una gran cantidad de armas pesadas y elementos radicales fueron retirados de la zona desmilitarizada de 15 a 20 km. "Turquía nunca permitirá que se establezca un corredor de terror en el sur", dijo, y agregó que discutirá los problemas del acuerdo de no-conflicto con su homólogo ruso el 27 de octubre.

Pero la noche del mismo día, los armados posicionados en el campo noroeste de la ciudad de Alepo (dentro de la establecida zona desmilitarizada), llevaron a cabo un gran ataque con cohetes y morteros en los distritos de al-Shahba, al-Zahra, Halab al-Jadidah y Adhamiyah de dicha capital provincial dejando al menos diez civiles heridos. El Ejército Árabe Sirio respondió atacando posiciones terroristas en Kafr Hamrah, Dahrat Abd Rabh, al-Salat, al-Zahra y al-Leramoun con ataques de artillería.

Una vez más este jueves, 25 de octubre, militantes desconocidos atacaron el Palacio de Justicia y varios edificios civiles en el distrito de al-Zahra en la parte norte de la ciudad de Alepo con fuertes bombardeos de mortero. La artillería del EAS devolvió el fuego sobre varias posiciones de los extremistas al suroeste de la ciudad con "armas adecuadas" en respuesta a esta nueva violación del acuerdo de Rusia y Turquía.

Estos ataques, que ocurren diariamente, pueden obligar a las fuerzas sirias y sus aliados a emplear una opción militar para asegurar completamente la importante metrópolis alepina.

Tal desarrollo sería un revés importante para el acuerdo de no-conflicto, en momentos en que importantes sucesos afectan a la crisis en general desde el escenario político-diplomático internacional con factores tales como: a) las cercanas fechas impuestas para definir avances en la cuestión de reforma constitucional, y b) la renuncia del enviado especial de la ONU, Staffan de Mistura, para fines de noviembre con el consecuente recambio mediante un sucesor del que no hay aun prospecto definido.

Sin embargo, las autoridades sirias persisten en sentar clara posición acerca del status del último feudo bajo control de los grupos armados en el noroeste del país. Este jueves, coincidiendo con afirmaciones previas de otros altos funcionarios de Damasco, el ministro de Defensa sirio, Gral. Ali Abdullah Ayoub, afirmó durante una sesión de la Asamblea Popular, que la gobernación de Idleb es un territorio sirio y que al final regresará al control del Estado nacional “mediante las reconciliaciones locales o las operaciones militares del ejército sirio”. En ese sentido también el presidente Bashar Al Asad, ha calificado recientemente el acuerdo para Idleb como una "medida temporal".